miércoles, 30 de septiembre de 2009

Cap. 11 < Cara a cara >


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¿Qué demonios estaba haciendo? ¿Dejándome seguir por una sensación?
Dios. . . era imposible, imposible separarse de esos labios. Su tibia respiración y su gran habilidad para hacerlo. Me deje llevar; no puse fuerza alguna; enrredé mis manos en su cabello y el en mi blusa. Comencé a sentir su sombra cada vez más cerca de mí; no me atreví a mirar, mis ojos permanecieron cerrados. ¿Por qué esa debilidad de mi parte? La pregunta no tenía respuesta precisa…

- Eh… ya… ya es muy tarde – solté escapando de su boca, apenas los primeros dos botones de mi blusa alcanzó a desabrochar – Tengo que pedir un taxi –

- No te preocupes; yo te llevaré a casa – torció su boca formando una traviesa sonrisa y volvió a pegar su cuerpo contra el mío.

- Oh no, eso no será – dije en un tonó burlón y apartándolo con discreción – Me voy ya –

- Daiana… ¿Acaso estás huyendo? –

- No no, es sólo que pues, eh… ¿tengo que irme? – Dudé mi excusa – Aparte mañana tengo varias cosas que hac… -

- Shh – susurró jalándome de una manera un cuanto brusca de nuevo hacia él, pegó su dedo índice a mi boca completando su expresión.
Me quedé perplejita en la pared mientras el me ``acorralaba ´´ con sus brazos; no lo niego, el momento era un encanto. Sentí el rosee de su cabello con mi mejilla y su nariz debatir con la mía. Cuerpo a cuerpo, cara a cara.

- Creo que ya ha sido suficiente – dije con un raro temor – Nos vemos pronto Georg… -

Mi bolso se encontraba ya en mi hombro en pocas décimas de segundo y mis pies bajando por la escalera.

Mientras tanto en el pent house de Elisa. . .

Era extraño. Trabajar sin Daiana era como estar en otro oficio. Puedo confirmar desde que abandonó la oficina, el cielo se nubló. Ya nadie con quien reír, llorar ni platicar en esas intensas seis horas de redacción de una revista que a veces llegaba a ser hueca y superficial.
Por suerte ya me encontraba en casa; mi consuelo era una gran bolsa de palomitas de maíz y la compañía de Atziri.

- Elisa, todo puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos – Atziri se metió un puñado de botana a la boca.

- Lo se… - respondí sin muchos ánimos.

- Vamos, no es tan malo. Trabajar sin Daiana te provocara un aumento ¡Por fin escribirás sin estar cotorreando! – se rió y me aventó una palomita al cuello, la cual sin duda, respondí.

- Sabes, verdaderamente la extrañaré… no se como los Paparazzis obtuvieron esas capturas; el evento parecía reservado, y el área en la que estábamos aquella noche era muy oscura como para distinguir rostros –

- Estoy de acuerdo; otro asunto que no entiendo es el porque sólo Daiana fue flasheada – Atziri se acurrucó en el sillón tono moca – Bueno, agradezcamos, no todas estamos en problemas –

- Sí, pero esto me preocupa – respondí. Un gran nervio se apoderaba de mi respecto a todo el asunto; sin darme cuenta, mis uñas lucían horribles debido a que habían pasado por más de media hora entre mis dientes.

- Ella tiene la fortuna de apreciar otra vez esas caras – levantó la ceja.

- ¿Caras? ¿Tokio Hotel te refieres? – me hice la indiferente.

- Tokio Hotel – confirmó asintiendo con la cabeza – Lástima que los vea sólo para resolver un problema -

- Bah, sólo son hombres, normales como todos – traté de sonar despreocupada pero Atziri no dejó pasar mi diminuta mentira.

- Me enteré que Bill no te ha llamado de nuevo, y eso te destruye amiga –

- Eh… - no obtuve palabra que objetar.

- Acéptalo Elisa, ansias esa llamada –

- ¿Y que tú no ansias una de Tom? – dije en defensa.

- Pues – se quedó callada un instante y luego prosiguió – Yo que se –

- Agh, chicos chicos, siempre el mismo dilema –

- Sí siempre el mismo dilema… - repitió Atziri terminando con la conversación y tornando su mirada al televisor.

. . . . . .

Georg no repitió mi nombre más y pude escuchar como si integró de nuevo al grupo que llevaba dos botellas de tequila. No insistió más y eso me hizo sentir como sólo un juego.
No había nadie más en el estudio, la ronda de trabajo había terminado ya; así que me tomé la libertad de salir sin preocupación alguna y ordenar un taxi; no fue una tarea difícil.

Al llegar a mi departamento, las imágenes se me hicieron imposibles de distinguir; puedo recordar que abrí la puerta con un grave cansancio y me apresuré a llegar a la habitación principal para tumbarme en la cama. El despertador marcaba las seis de la mañana cuando sentí que apenas había cerrado los ojos…

- Tengo que levantarme, tengo que levantarme – me dije a mi misma, tratando de animar a esa fuerza interior que hace despegar las cobijas del cuerpo cada mañana.
Lo logré y así me dirigí al closet viendo entre los ganchos algún lindo conjunto que combinaran con los troyanos que ese día estaba dispuesta a usar…

- ¿Por qué me alisto? – Dije entre risas y me tiré al piso – No tengo que ir a trabajar –

- No p-u-e-d-o ir a trabajar más bien – me corregí a mi misma después de analizar mis palabras. En definitiva habría olvidado todo de no ser por aquellos flashes de recuerdos cercanos y preocupación.

- ¿Y ahora que harás Daiana Ruzzo? No tienes trabajo – me dije como si alguien estuviera hablándome.
No podía más con la idea de en tan sólo un par de momentos perder aquel empleo, que por más duro y cansado que fuera, me apasionaba.
Volví a la cama con la cabeza hecha un lío, pero no pude volver a dormir. Sólo estuve consultando mis ideas con la almohada. Era realmente desesperante tener la incertidumbre de que sería mi vida.
Después de un rato acostada, me levanté en dirección a la cocina por un poco de jugo y algo de comer, pero no sirvió para aquella duda.

- ¿Hola? – contesté con voz ronca el teléfono que comenzó a timbrar.
- ¡Hola Daiana! – contestó su voz con ánimos. Me apené por mi falta de los mismos – Disculpa lo que pasó, no acostumbró a ponerme así, por lo menos no a ese nivel –

- No tienes de que preocuparte, todos tenemos nuestros momentos – dije con dulzura.

- En verdad, estoy muy apenado; no se debe hacer eso en frente de una dama –

- Bill, en serio, no le des tanta relevancia, sólo el alcohol hizo su efecto – confirmé. Me impacto el hecho de su llamada, supuse que era con fines de solucionar el problema, aquel rumor.

- Como tu digas; oye… em… ¿Te gusta la comida… -

- ¿Eh? Ja ja que clase de pregunta es esa; pero por supuesto que si – me reí en son de burla.

- Ja, pues sí ¿verdad? Disculpa mi ignorancia je – noté la pena en su voz; a lo lejos de la llamada se escuchaban varias voces que le reclamaban – A lo que me refiero es que si te gusta la comida Hindú –
- Pues, no es de mis favoritas por así decirlo – apoyé a las voces que ahora, abucheaban a Bill – Prefiero la mexicana ¿por qué motivo la pregunta? –

- Ah… es que… pues… nosotros… em… - supuse que algún plan traía entre manos.

- ¿Pasa algo? – presioné.

- ¡No!, es sólo que, nos preguntábamos sí está bola de salvajes podrían ser dignos de tú presencia junto con la de Zeltzin Elisa y Angélica Atziri esta noche en una cena… una cena mexicana según tus preferencias –

- Oh Bill, sería magnífico, aún no acabamos de debatir el asunto de ayer; el alcohol nos interrumpió ja – bromeé.

- Eh sí, pero… no es con la intención de seguir hablando acerca del rumor –

- ¿Entonces? ¿Nos están invitando a salir? – pregunté.

- Algo así ja – dijo con el estilo del chico despreocupado. Todo el asunto comenzaba a sorprenderme – ¿Te parece que pasemos a tú casa por ustedes? Jost tiene la dirección –

- Yo nunca acepté la propuesta – reí.

- Ja llegamos a las nueve allá – tomó mi respuesta, no dijo más y terminó con la llamada.
Saldríamos con ellos esa noche, el plan apenas empezaba a repetirse por mi cabeza… de nuevo, de nuevo su presencia. Georg Listing, en un par de horas lo tendría cara a cara, otra vez.

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domingo, 27 de septiembre de 2009

Disculpen

En verdad perdonen mi mala constancia con los capítulos, el día de hoy NO abrá! en verdad el tiempo se me esfuma y todo se vuelve revuelto & complicado! Las amo! vuelvo el miércoles con capítulo! quicos! ^^

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jueves, 24 de septiembre de 2009

Cap.10 < Hagámoslo >


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- Pasen pequeños capullitos – se burló David con varias sombras que lo seguían detrás.

- Georg te tenemos que festejar ¡Tu primera novia! – Tom trató de carburar a este; aún nadie se había dado cuenta de mi presencia ya que las espaldas de Jost tapaba la visión de los demás.

- Dudo que eso sea necesario – me levanté del puff diciendo la frase. La reacción fue más drástica de lo que tenía en mente…

- Oh… demonios – Georg se quedó boquiabierto al igual que los tres restantes rostros de la banda.

- ¿Da… Daiana? – preguntó Bill inclinándose un poco a mi rostro para confirmar mi existencia ahí en ese momento.

- No. Britney Spears - reí con sarcasmo – Gusto en volver a verlos –

- Eh, no no… el gusto es nuestro, ¿cómo has estado? – Listing aproximó su cuerpo al mío, y saludó. Sus manos se colocaron con delicadeza en mi cintura, con perfección encuadró un beso en mi mejilla; no perdí detalle alguno del suceso.

- Diría que excelente, pero estaría mintiendo – eché un mechón de cabello para mi hombro, lo cual pudo parecer un coqueteo.

- ¿Desde hace cuanto tiempo te encuentras aquí en el refugio del buen Jost? – cuestionó Tom quitándose los lentes de sol y dejando ver esos pícaros ojos.

- Ya hace un buen rato – sonreí sin mostrar dientes.

- Bien, eso quiere decir que… ¿has escuchado todo el descuaje? – comenzó a reír y todos le siguieron, incluso lograron contagiarme.

- Sí, todo he escuchado pequeño e inocente capullo – bromeé logrando mi objetivo, hacerlos reír aún más.

- Vaya que somos un dolor de cabeza, ¿No es así? – me preguntó Gustav con galantería y cediéndome un asiento en los sillones que ahora nos encontrábamos aparcando.

- Pues… he lidiado con peores – bromeé, pero después de un segundo, al volver a repetir la frase por mi cabeza, encontré el asunto cierto, los peores dolores de cabeza me los habían generado los Rowmen.
La habitación tornó una modalidad seria, cada quien se encontraba en su asiento viendo un punto fijo o tratando de quitar el ocio removiendo las mínimas pelusas del sillón, mientras Jost hurgaba en su refrigerador.

- Jefe, saca el tequila – ordenó Tom a David seguido por un choque de manos con Georg.

- Tequila ¿uhu? – dijo Bill ansioso – Lo tengo que aceptar; buena elección hermano –

- Excelente elección querrás decir – corrigió este asintiendo con modestia.
David sacó una botella larga con aquel líquido amarillento; desde el momento que destaparon aquel recipiente, la esencia del alcohol concentrado me hizo toser por lo bajo. Después sacaron varios ``caballitos ´´ de una gaveta y ahí vertieron la bebida.

- Bien, brinda con nosotros – Georg me extendió un caballito repleto de tequila hasta el tope.

- Ah, no gracias – repliqué haciendo un leve puchero – El tequila puede llegar a hacerme una salvaje jugada –

- ¿Pero que no la bebida es de tu país natal? – Gustav posó su mirada en la mía – Según las revistas de hoy, naciste en México –

- Fui criada en los Ángeles desde los ocho años; dudo que una nena de esa edad supiera sobre alcoholes –

- Buen punto – afirmó Bill agitando su dedo índice que apuntaba a mi dirección.

- Un momento; eso quiere decir que toda Alemania ya sabe mi biografía ¿verdad? – dije después de que Georg insistiera una y otra vez con el tequila, le di un breve sorbo; mala idea… me quemó la garganta.

- Sólo todo alemán que haya comprando un periódico o revista del día de hoy – Jost nos hizo compañía de nuevo en esa sala.

- ¿Mi biografía… cada paso de mi biografía? – guardé la postura profesional, pero mi voz se empezó a quebrar; parte de mi vida no debería de ser nombrada nunca más.
- Sólo datos relevantes de tu infancia – Tom dirigió su vaso a la boca; de un trago ya había bebido la mitad de este.

- … ¿Por qué? ¿Acaso tienes un oscuro pasado? – Georg se levantó de su asiento y se sentó junto a mí.

- Umm – en definitiva no era un tema de la incumbencia de ninguno de los presentes; no me gustaba hablar de mi vida. Para no empezar a ser deseducada, cambié la conversación – Creo que debemos aportar ideas sobre que va a suceder con el rumor –

- Claro – dijo Gustav exigiendo la botella para la segunda ronda.

Empezó todo; ideas, ideas, ideas y más ideas. Era como una explosión de argumentos, expresiones y alguna que otra bobería.
Mi pluma entintaba hojas y hojas de la carpeta azul. Ideas por minuto, ideas por segundo… pero, nada claro y preciso aún.
La botella rondó una vez más hasta que acabó; aún permanecía con el primer tequila que me sirvieron, el cual rato después pasó a mejor vida en el estómago de Tom.

- He aquí la reserva – Jost sacó otra botella idéntica a la anterior, hecho por el cual recibió felicitaciones.

- No creo que sea conveniente que beban mucho si nuestro propósito es tratar de resolver un problema – aclaré dirigiéndome el extremo superior de la pluma a la boca.

- Daiana, bebe… anda, despertará tu creatividad – Tom levantó las cejas – Créeme, despertará tu creatividad – ahora lo quiso hacer en tono de albur.

- Tom no seas grosero, si tú quieres beber bebe – Bill habló – No obligues a Daiana a hacerlo – fue un gran detalle que saliera a mi defensiva.

- Sólo era una propuesta – dijo Tom con cara de perro regañado.

- Dejemos eso atrás y sigamos – retomó Jost el trabajo, idea la cual apoyé.
De nuevo mi pluma se movía como loca encima del papel y mis dedos comenzaban a punzarme; los chicos no tenían tan malas ideas, muchas podían ser posibles.

- Por el momento hay que entretener a la prensa y a los paparazzis – dijo Gustav no sin antes acabarse su tercer caballito. Me sorprendió el hecho de que aún el alcohol no subiera a la cabeza de nadie.

- Sí, las palabras que Jost dirá frente a la prensa, servirá para que nos dejen tranquilos tan siquiera unos tres días – Georg sacudió esa deslumbrante cabellera.

- ¿Y quien te dijo que yo hablaré? – refunfuño David tomando otro shot.

- No te hagas del rogar Jost, bien sabemos todos aquí que eso harás – dijo Bill con ternura dándole unas palmaditas a su representante.

- Dios, díganme que el alcohol que está apunto de subir a nuestras cabezas, no causará un efecto cursi – Tom empezó a desviar las pupilas y la lengua a enredarse entre sus palabras.

- No, nada de cursilerías – Georg aún aparentaba estar sobrio – Esto se va a poner divertido – me guiñó el ojo derecho mientras tronaba la boca; sus movimientos sólo pudieron ser captados por mis retinas.

Una o dos rondas de shots más tarde, todo el ambiente se ponía lo bastante feliz como para que Tom y Gustav bailaran Thriller tratando de imitar los tonos agudos de Michael Jackson a todo pulmón; Bill luchara con sus parpados para mantenerse despierto y Jost admiraba el ambiente repitiéndole al soñoliento gemelo una y otra vez lo lejos que había llegado la banda en tan poco tiempo. Una escena ridícula y cómica para ser sincera.
Permanecí con mi carpeta cerrada en manos y mi bolso a un lado; observando el refugio del buen Jost que en esos momentos se debería llamar el zoológico del ebrio Jost. Un completo desastre.
Pasé mi mirada por la sala hasta que me topé con la de Georg Listing; ¿Mi reacción? Una oleada de shocks. Su mirada siempre era seductora, pero la mirada de aquellos momentos no tenía descripción.

- Es mejor que me vaya; te dejaré divertirte a gusto con ellos –mi única forma de escapar de aquel momento tentador.

- Está bien – sonrió levemente ayudándome a cargar mis cosas.

- Dile a David Jost cuando se encuentre en un estado más solemne que vendré en estos días; aún quedan muchos aspectos que debatir –

- Cuenta con eso – dijo con dificultad debido a Tom que ahora jugaba al hombre araña trepándose en cada superficie alta, haciendo un verdadero escándalo.

- Antes de irme, ¿me indicarías el camino hacia el tocador? –

- En el pasillo saliendo de este refugio, tercera puerta a la izquierda – en toda esa breve conversación no quitó sus verdes ojos de los míos. Algo comenzó a ponerme inquieta, tal vez a seducirme… a darme una tentación inmensa, a darme ganas de alguna loca diversión, me contuve por milagro.

- Gracias – salí un poco apurada, eran ya las 11:00 de la noche. No una muy buen hora para pedir un taxi.

- Tercera puerta a la izquierda – me dije para mi misma identificando el cuarto; empujé y una vez dentro contemplé mi reflejo. Acomodé unos mechones de mi cabello, limpié con las yemas de mis dedos el delineador ligeramente corrido, coloré mis labios y les apliqué brillo, todo perfecto…

- ¡Georg! – dije dando un brinquito cuando este entró sin previo aviso al baño; no dio explicación, sólo cerró la puerta a sus espaldas y se recargó en ella. No habló y no hablé. Me miró y lo miré…
Justo como me lo imaginaba, dos segundos después mis labios y los suyos se fundían en un desesperado beso.



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miércoles, 23 de septiembre de 2009

Cap. 9 < Nadie escuchó, nada pasó >


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La puerta de madera abrió. ¡Diablos! pude haber salido corriendo de el momento, pero tome coraje y con un trago de saliva, enfrenté al hombre que se encontraba diciéndome un cálido `` Hola´´; un poco mayor pero muy apuesto, con músculo en todas las partes de su cuerpo…


- Hola, buenos días – saludé estrechándole la mano con amabilidad.

- Buenas tardes en realidad – se río un poco y señaló el cielo que empezaba a ocultar lo soleado del día.

- ¡Oh! El tiempo pasa rápido… - me sonrojé un poco y observe nuestras manos que llevaban mucho tiempo sumergidas en el saludo, instantáneamente cada quien regresó la mano a su lugar.

- Más rápido de lo que crees; el tiempo pasa volando, y eso que ``volando ´´ se queda corto – me sonrió. Dejó un espacio entre la puerta y el, con sus dos brazos me invitó a pasar.

- Gracias – dije apenas en un murmullo.

- Soy un cuanto grosero – dijo de pronto mientras yo observaba aquel estudio, que incluso por dentro tenía el toque hogareño.

- Para nada – era verdad. De hecho aunque sólo lo había conocido unos segundos, él se había convertido en una de las personas más amables que me había topado en mi camino.

- No, si lo soy – cerró los párpados por un segundo – No me he presentado; David Jost, gusto en conocerte –

- En ese caso yo también soy grosera; presentarme a través del interpón de este lugar creo que no es una buena manera – le causé risa.

- Daiana Constanza Ruzzo; encantada de tu presencia – sonreí y en dos segundos ya tenía mi mano derecha impregnada a los labios de David. ``Un real caballero ´´ pensé.
Me quede mínimo rato observando todo; al fondo se podía ver la cabina de grabación, establecida con mucha profesionalidad. Todo lo demás eran habitaciones jugando a ser oficinas, un mini bar con variedad de botellas ya un cuanto gastadas, un cocina que parecía sacada de revista en un cuarto aparte y por último, aquellas escaleras pulidas e iluminadas que daban al segundo piso, ese misterioso segundo piso que intentaba hacerme morir de curiosidad.

- Bien señorita Ruzzo… - David evitó que la curiosidad me hiciera subir.

- ¡Oh David! Sólo dime Daiana – dije en tono de suplica.

- Bien señorita Daiana… -

- El ``señorita ´´ no hace falta – sonreí.

- Bien Daiana… - se detuvo para que yo calificara la forma en que decía mi nombre.

- Así me gusta – acepté orgullosa posando las manos en la cadera.

- Daiana, por desgracia, nuestro encuentro no es con motivos de amistad – Jost inició una breve caminata hacia la sala; tomamos asiento y continuó…

- Aquel rumor, en tan sólo unas horas se ha extendido; y eso nos afecta a todos; no solo a la banda, sí no también a ti; tendrás a fanáticas y Paparazzis detrás, por suerte el día de hoy te ha seguido una camioneta negra de seguridad - hizo un cruce de piernas en versión masculina – Ya has recibido la primer mala noticia que refiere a tu empleo, bueno, a tu ex empleo; pero además de esa, si dejamos que este rumor continué… verás a tu vida como algo imposible de vivir –

- En definitiva, tenemos que encontrar una solución – ordené, liberando mi imaginación para hallar una idea creativa; esta vez no funcionó.

- Lógicamente tenemos que encontrar algo que haga salir a todos de esta – David acomodó la gorra que decoraba su clara castaña cabellera.
Nos quedamos callados, pero no me incomodó. Ambos estábamos concientes de que aquel casi perfecto silencio nos haría encontrar algo útil de una forma veloz en los más profundos rincones de nuestras cabezas; pero no todo lo bueno dura para siempre… en unos pocos minutos el lugar empezaba a notarse más vivo, a llenarse de gente.

- Disculpa, este es el horario de la ronda laboral del día de hoy – señaló la puerta que no paraba de abrir y cerrar.

- No hay problema, si quieres nos juntamos pronto… - había captado la frase de Jost como un clásico ``No te corro, pero vete ´´. Tomé mi bolso a rayas gruesas verticales de colores y con un coqueto moño en una de sus esquinas, lista para marchar.

- Eh… -

- Bastante por un día – dije mi pensamiento en voz alta de una forma inconciente.

- Daiana, pero debemos hablar; no tomes mi frase anterior como si te estuviera corriendo ¡No! Lo dije apenado debido que aquí no tenemos privacidad – David pudo verse visto nervioso.

- Esta bien, discúlpame a mi, estoy un poco mareada – puse la excusa que se me ocurrió al momento y camino en la escalera junto a Jost un sentimiento extraño me invadió.

- Bienvenida al refugio del buen Jost – su voz entonó con su mirada mientras apartaba la puerta de aquel muro. Una linda oficina por dentro; está no se parecía al resto del estudio. Tenía como base lo lujoso y moderno, en colores negro, rojo y blanco. Seguro todos en la oficina aprovechaban una buena oportunidad para escabullirse por ahí.

- ¿El refugio del buen Jost? – pregunté mientras él se lanzaba en uno de esos puff gigantescos; quise imitarlo, pero recordé que los movimientos bruscos y una falda no son buena combinación.

- Así lo apodaron los chicos… ay esos chicos – contestó mi duda y haciéndome distinguir de donde provenía esa extraña sensación; el olor de Georg Listing estaba aún ligeramente impregnado en el estudio; había olvidado por completo que ese lugar también lo visitaba a menudo los chicos… los ``chicos ´´.
Jost me invitó al otro sillonzuelo y lo abarqué.

- No es tú culpa en lo absoluto Daiana – levantó ligeramente con sus tibios dedos mi barbilla.

- Mi intención no era causar todo esto, de hecho esa noche no tenía intención alguna –

- No vayas a ese punto, déjalo atrás – posó sus manos sobré la nuca y contuvo la posición – Lo echo, echo está –

- Cierto. Sólo hay que decidir que hacer ahora – levanté algunos grados mi autoestima; aunque me lo ocultaba a mi misma, en el fondo… muy al fondo, me sentía con culpa por todo el evento.
David despegó las comisuras de sus labios para hablar de nuevo, cuando en el piso de abajo, se escuchó un tremendo escándalo.

- ¿Papá? – preguntó una voz en el pie de la escalera con un coro de carcajadas.

- Yo no soy tu padre – negó Jost a gritos, aún sin pararse del puff, con la esperanza de que su voz fuera lo suficientemente fuerte como para ser escuchada por aquella pandilla.

- Jajajajajaja ¡No jodas! – Ahora habló otra voz reclamándole a la primera – No cases a mamá con una bestia como Jost –
La oleada de risas no podía parar, todas masculinas por evidencia en el tono grave y en los pesados pasos que se profanaban en los escalones.

- Bueno no importa ¿Sí? – Gritó una de las voces que ya había sido escuchada – Yo le digo papá por que nos adoptó apenas cuando éramos unos hermosos capullitos inocentes – Se aguardó el silencio que en poco fue estallado por unas sonoras risas.
David, que aún se encontraba en el puff vecino, no pudo evitar reír también; creo que la única amargada ahí era yo; pues aún ni siquiera sabía quién se encontraba al final de los escalones.

- ¡Idiota! – Interrumpió una voz con dificultad – ¿Capullitos inocentes? ¿Te consideras un capullito inocente cuando en ese entonces ya habías pasado hasta por la cama de tú vecina? Jajajajaja – de nuevo, la prolongación de la risa.

- Jajajajajaja cómo si tu fueras un santo – se defendió el otro – Aquí el único angelito es aquel – fue evidente que esté alguien señaló a otro más en el grupito – Ese hobitt sigue siendo virgen a sus 86 años – bromeó.

- ¡No no! Pero recuerda que él va a perder lo angelical, que no ves que ya tiene novia –

- ¡Cierto! Es el chisme del día que vinimos a resolver… Georg Listing tiene novia – La voz de Tom Kaulitz reconocí al igual que la anterior, la de Bill.
Fue el momento en que entendí todo. Bill, Tom, Gustav y Georg se encontraban detrás de ese muro, en el filo de la escalera. Suponiendo que en la habitación sólo se encontrarían con el familiar rostro de Jost.

- Oh… - exclamé en un tono mudo.

- Tú has como si no hubieras escuchado, como si esto no hubiera pasado – dijo David a un lado dando un crudo trago a la cerveza que acababa de abrir – Así son ellos – me guiñó su ojo izquierdo y fue la suficiente valentía como para pararse e invitarlos a pasar al ``Refugio del buen Jost´´…

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lunes, 21 de septiembre de 2009

¡Importante! Cambio fecha de publicación

Las fechas de publicación quedan:
Miércoles - 5:oo pm
JUEVES - 5:00 pm
Domingo
- 5:00 pm

Hola! Buenas tardes ^^ Hoy NO habrá capítulo ya a que cambio la fecha de publicación. Los lunes se me complica publicar así que este día lo cambio para el jueves. Gracias y nos vemos por aquí el miércoles. Besucoz! :)

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domingo, 20 de septiembre de 2009

Cap. 8 < Tanto tiempo... ¿Perdido? >

Buenas tardes tardes ^^ haha disculpen por haberme tardado un rato en publicar, se me hizo tarde, pero el octavo capítulo de este Fan Fiction ya está on-line :) disfrúten. crítiquen. comenten y si quieren reclámenme haha Besos tokio-hotelisados!


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. . . . . .

- ¿Acaso tienes el valor de entrar ahí? – preguntó Elisa refiriéndose a la oficina principal mientras se balanceaba sobre las puntas de sus zapatos.

- Temo que no me queda de otra – respondí dándole un frío sorbo a la botella de agua.
Nos encontrábamos en la oficina ya, una petición de Stephenie. A pesar de tener buena intuición, esta vez no tenía idea de que se aproximaba. El rumor del noviazgo entre Georg y yo afectaba no sólo mi reputación, si no la de la revista también. Quise suponer que era un mal sueño, una pesadilla, pero después que le pedí a mi amiga que pellizcara mi brazo, me di cuenta que estaba equivocada.

- ¿Daiana? – salió Monique, la asistente de Stephenie, desde la oficina principal.

- ¿Sí? – cuestioné acomodándome de una manera decente en el sillón de espera.

- Eh… pues, lógicamente sabrás que Steph quiere hablar contigo –

- Así es Monique, me lo supuse – dije torciendo los ojos un poco, pues era más obvio que nada el hecho ¿no?

- Bien; ahora está probando algunos maquillistas para la edición de la quincena, pero… después de ello, te toca a ti - Monique torció sus finos labios en gesto de angustia.

- Te toca ir al paredón – dijo Elisa cuando las pisadas de Monique se oyeron a lo lejos, después, prendió un cigarrillo.

- No hace falta que me lo comuniques –

- Perdón… ¿Me acompañas a echarme a perder los pulmones? – me enjaretó la cajetilla de cigarros y dio una leve sonrisa de apoyo, un cuanto hipócrita.

- Lo que menos me importa en estos momentos es el cáncer de pulmón – le devolví la caja cuando ya tenía una unidad de su contenido en mi mano – Trae acá – dije para que acercara el encendedor.
- Oh… ¡Diablos! – Exclamó ella mientras sacaba el humo con delicadeza - ¿Cómo fuimos tan inconcientes? Les coqueteamos esa noche aún sabiendo que podríamos traer problemas –

- Yea – golpeé la punta del cigarro contra el cenicero – Imposible resistirse ¿No es así? –

- Ja, imposible, tú lo has dicho. Aún así no valió la pena… no ha vuelto a llamar, ese Billy no ha marcado –

- Ya lo hará, se paciente y tendrás la recompensa – suspiré – Pff… el mió es caso perdido. Estoy apunto de entrar a la oficina principal, alias el infierno ¿Todo para qué? Para no saber nada de él, como fui tan tonta –

- Nena… - Elisa me miró con compasión.

- No importa – sonreí sin más remedio – Está bien; ya sabes la ``suerte ´´ que traigo con los hombres -

- Pero que pasa por tu cabeza, Daiana, no todas tus relaciones han sido malas, un par sí, pero has tenido historias como de hadas y príncipes –

- ¿Ah sí? ¿Cómo cual? – apagué el cigarro contra el cenicero y observe el ultimo suspiro de humo que este desprendió.

- Danny Rowman – Elisa dijo el nombre con naturalidad.
Me quedé en seco; ciertamente no había sido una relación tan mala, pero todo había sido mentira, un caza-corazones.

- Elisa, esa ya es otra historia – traté de acabar con el tema. Me extrañé ya que Atziri era la que normalmente trataba de iniciar una conversación sobre los hermanos, pero nunca… Elisa.

- Dai, las cosas como son ¿Por qué siempre evades el tema? No puedes escuchar el nombre de los Rowman por que se genera el Apocalipsis –

- Elisa, creí que teníamos un trato; nunca nombrarlos otra vez, tratar de eliminar todos sus recuerdos – sentí un enojo desde los intestinos – Elisa no solo fue William… Jacob y Danny también nos lastimaron –

Se quedó callada con la mirada en un punto mientras dejaba que su cigarrillo se consumiera. Todo ya era un complot, y para colmo… la perfecta voz de Stephenie se escuchó desde la oficina principal aclamando mi nombre.

- Daiana Constanza – no preguntó, ordenó mi precensia.

- Buenos días Stephenie – aclaré la voz al entrar a la habitación alfombrada. Steph lucía elegante y soberbia como siempre; un coqueto traje azul marino destilaba su figura, y la falda corta de este hacían lucir aquellas piernas kilométricas.

- Toma asiento – señaló la silla que se encontraba en frente del escritorio; yo, obedecí.

- Bonito collar – le dije con amabilidad para calmar el ambiente.

- Daiana tú yo sabemos que no te he llamado para hacernos elogios –

- Lo siento – carraspeé un poco la garganta.

- Uff… ¿Por qué lo has hecho Daiana? – apoyó su frente en las palmas de sus manos, despeinando el lacio flequillo que adornaba su rostro.

- Stephenie, no establezco ningún tipo de relación con el bajista de Tokio Hotel – adopté una postura más seria.

- ¡Eso lo se! ¡Hasta los paparazzis lo saben! Sólo inventan el chisme para causar cotilleo, Daiana no me importa si te acuestas con Georg Listing, con Orlando Bloom o con Leonardo Di Caprio… -

- No me acosté con él – interrumpí con el absurdo intento de aclarar las cosas.

- Lo que quiero decir es que esas portadas y notas con tu nombre y el nombre de tu supuesto cupido, harán que esta revista tiré más de cinco millones de dólares al cesto de basura –

- Estoy conciente de ello… - recapacité.

- ¡¿ENTONCES POR QUE DEMONIOS LE ZORREASTE A GEORG LISTING?! – puedo jurar que la voz de Stephenie se escuchó hasta la recepción del edificio.

- Stephenie, no por el hecho de ser mi jefa, tienes derecho a hablarme así –

- ¡Dios! ¡Uy! Perdóname defensora de los derechos humanos – levantó sus manos burlándose.

Quedé muda en mi lugar, y mi jefa lo hizo también…

- Dai – rompió el silencio – Perdón; estoy nerviosa sólo es eso –
- Está bien – acepté.

- Daiana, tú eres una de mis mejores escritoras aquí - puso una mano en mi hombro.

- Gracias – sonreí de una forma cálida. El cumplido me cayó como anillo al dedo después de tanta tención.

- Pero, conoces muy bien las políticas de la empresa –

- Regla número 67: Ningún tipo de contacto fuera de los aspectos de trabajo con personas que se vean involucradas en el mundo artístico – dijimos las dos a unísono.

- Mujer, sabes que esas políticas las he seguido al pie y letra desde que ``Intense Magazine ´´ se formó – acomodó el lapicero que se encontraba en la mesa de trabajo.

- Sí – limité a contestar.

- Aparte tenemos a más de mil fanáticas esperando afuera del edificio con la intención de asesinarte –

- Sí – repetí la respuesta.

- Y, el peor caso de todos; no sólo por mi voluntad tengo que tomar una decisión, a hablado David Jost, el representante de Tokio Hotel –

- Mhm – deslicé las manos por mi nuca. Todo iba empeorando.

- Tuvimos que tomar una desición Daiana –

- Vamos Steph, no agregues más misterio al asunto, sólo dime –

- Daiana, estás despedida –

Eran las palabras que me imaginé desde que entré a la habitación alfombrada con olor a café colombiano. Sabía que escucharía esa frase, tarde o temprano.
La palabras que describieran la situación en aquellos momentos sería: miedo, soledad, preocupación; agregando un rumor muy fuerte encima y más de veinte mil fanáticas odiándome.

- Era todo lo que vine a escuchar Steph, gracias por la oportunidad – sonreí y fui correspondida.
Salí de la habitación; todos en la oficina trataban de acercarse a mi, para decirme todas las sartas de cosas que opinaban sobre mi precensia o simplemente despedirse. Me sentía dentro del mar, en un lugar profundo, ahogándome poco a poco, con desesperación de salir a la superficie.
Después de algunos pasos, topé con aquella puerta que pronto se convertiría en un recuerdo nostálgico, la puerta de nuestra oficina.

- ¡Daianis! – Elisa se paró de su asiento y con velocidad se abalanzó sobre mí al abrir la puerta.
Después de aquel lindo abrazo comencé a recoger las cosas de mi escritorio.

- ¿Qué? ¿Qué demonios haces? – Elisa sostuvo mi mano con fuerza.

- Empacando –

- Dime que no es cierto, dime que es una broma – sus ojos empezaron a tomar brillo y a empañarse.

- Ojala fuera una broma nena – suspire y seguí con mi tarea.

- Nnn… nnn… NO – soltó con dificultad acompañada por un río de lágrimas. La jalé con velocidad para hundirla en mis brazos. Lloramos juntas, y después de estar una hora calmándonos, acabé de meter mis cosas en una caja.

- Pero… ¿Cómo los paparazzis te han capturado a ti, y a Atziri y a mi no? – dudó.

- No lo se nena, no te lo preguntes, sólo te causarás más confusión; me alegra que el chisme solo se aya enfocado en mi y no las a involucrado a ustedes –

- Yo no puedo trabajar sin ti Daiana –

- Sí sí puedes – sostuve su cabeza en mis manos – Eres muy inteligente Elisa –

- No puedo, renunciaré –

- Eso nunca va a pasar ¿Sí? – la regañé – Ya hablaremos de eso después, deja de ser necia amorcito y disfruta los últimos momentos en la oficina juntas –

- Ay, por eso te amo – nos abrazamos un buen rato hasta que Monique nos interrumpió y me hizo saber que había llamado David Jost de nuevo, quería reunirse conmigo para acabar con el rumor.
Anoté la dirección y dejé a mi amiga en la, ahora fría y sola, oficina.

. . . . . .

- Gracias – le dije al taxista cuando llegué a mi destino. Al bajar del auto vi aquella casa que tenía un toque muy hogareño para ser un estudio de grabación.

- Aquí voy – dije el pensamiento en voz alta. Apliqué gloss en mis labios y acomodé mi cabello como pude. Mis pasos se escuchaban temerosos cada vez más cercanos al estudio. En pocos segundos me encontraba enfrente de la puerta principal, toqué el timbre arrepintiéndome a la vez.

- ¿Diga? – una voz masculina y grave contestó.

- Eh, Daiana Constanza Ruzzo – mis manos comenzaron a temblar de una manera impresionante – David Jost me a citado –

- Oh sí, un momento por favor – el interpón colgó y escuché pasos pesados en algo que se escuchaba como una escalera; sin previo aviso la puerta se abrió noqueándome con el aire que esta misma produjo…



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miércoles, 16 de septiembre de 2009

Cap. 7 < Paparazzis >

Capítulo 7: Paparazzis ^^

Ya saben, lean, disfruten, crítiquen, opinen, lloren, rían, burlense, lo que quieran haha y por ahí dejen comentario que ayudan a que esto siga haha. Gracias! VIVA MÉXICO! haha un grito un cuanto retrasado xD.


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- ¡Daiana! Apúrate ¡Por el amor de la música! Si que eres una diva, has estado más de una hora ahí adentro – Atziri golpeteaba la puerta del baño con desesperación.

- Ya voy… ya voy – mi tranquilidad creo que la exaltó más; hablando de puntualidad, Atziri y Elisa eran el éxito mientras yo el fracaso.

- ¡Vamos! Dai… nosotras somos bastante vanidosas, pero no hay nadie que te supere ¡Llevamos media hora esperándote! – Elisa era ahora quien golpeaba la puerta del tocador y batallaba con la manija de la puerta.

- No la vas a poder abrir, tiene seguro – canté mientras acomodaba los últimos detalles en mi look.

- Demonios, la entrada al trabajo es en veinte minutos y aún seguimos en tu departamento – Elisa se río debido a que no le quedaba otra opción – Por favor no me hagas romper mi record de puntualidad –

- Cálmate señorita puntual – abrí la puerta con brusquedad, casi tirando a mis dos amigas que se encontraban recargadas en ella – señoritassssss puntuales más bien –

- ¡Dhu! Muy graciosa – se burló Atziri tomando paso hacia el elevador – Ahora ¿Qué esperas mujer? – me dijo agitando la mano en signo de `` ven acá ´´ cuando me vio quieta aún junto a la puerta del baño.
Eché algunas cosas necesarias a mi bolso y tomé la carpeta con gran velocidad, abordando camino al ascensor.

- Unas clases de puntualidad no te caerían nada mal – la voz de Atz rompió el silencio cuando las puertas se abrieron.

- ¿Acaso eso existe? – bromeé.

- ¡Ush! Como me desesperas, por eso te quiero – contestó dando pasos acelerados hacia el lobby y luego la salida del edificio.

- Nos vemos a las 6 de la tarde, quiero comida china – alcanzó a gritar despidiéndose con la mano.

- Comida china será – confirmé correspondiéndole el adiós y contemplando cómo su coche tomaba fuerza, un Audi R8 en negro en dirección a su trabajo.

- A veces me gustaría que Atziri trabajara con nosotras – Elisa desactivo el seguro de su Minni Cooper que se encontraba en la cochera del edificio.

- Ya somos dos; lástima que el puesto de diseño modista esté ocupado – respondí a la vez que cada una subía a los asientos.

- Sí, lástima – Elisa echó a andar el vehículo.

. . . . . .

- Para el coche, aquí está el café; compremos unos para el trabajo – observé por la ventanilla como el `` Starbucks ´´ se alejaba.

- Nena, sí que debes estar loca; vamos muy retrasadas como para tomar el cafecito – Elisa enfatizó la palabra ``cafecito ´´ en un tono aseñorado.

- Oh rayos… daría todo por un café en estos momentos – supliqué.

- Pues tomarás el café de la oficina –

- El de la oficina – rectifiqué - ¿Aquel que parece agua de calcetín? –

- Jajajajaja sí, aquel – rió dando una fuerte pisada al acelerador.

El silencio se produjo; supuse que todo el camino sería así: silencioso, incómodo, inspirador y nostálgico.
Por la ventanilla aprecié negocios, casas, edificios, personas, autos, espectaculares; pero sin duda, lo que más llamó mi atención fue cada puesto de periódicos, repleto de personas; chicas adolescentes la mayoría, era demasiada gente en aquellos puestesillos para ser un día normal; quise suponer que nuestra revista esa quincena había sido todo un éxito.

- Tú celular – me indicó Elisa señalando con un dedo mi bolso, el cual se iluminaba y vibraba.

- Oh… - deslicé la cremallera de la bolsa y luego la tapa de mi móvil; un mensaje…

`` Ve a cualquier puesto de periódicos, ¡Rápido! ´´ DE: ATZIRI 7:10 AM.

- Es Atzi, quiere que vayamos a un puesto de periódicos – comuniqué a Elisa mirando mi reflejo en el retrovisor y acomodándome algunos mechones del cabello.

- Daiana, vamos con diez minutos de retraso ¿Crees que si no compramos café, vamos a comprar nuestra propia revista? – me contestó haciendo muecas cuando no alcanzó a pasar la luz verde del semáforo.
Me limité a asentir y tecleé las letras en mi móvil…

`` Atziri, vamos demasiado tarde, diez minutos de retraso; nuestra jefa Stephenie se pondrá histérica si nos tardamos más ´´ PARA: ATZIRI.

No obtuve respuesta inmediata del mensaje y decidí entablillar alguna conversación con Elis…

- ¿Y bien? ¿Cómo va todo en tu vida? –

- Ja como si no supieras, nos vemos a diario – dijo ansiosa por la luz verde de nuevo.

- Lo se, es por eso que lo quise preguntar; hace mucho que no lo hacía – mordí mi labio mientras jugaba con la tapa de mi celular, abriéndola una y otra, y otra vez.

- No volvió a llamar – Elisa tomó aire y habló después de unos segundos.

- ¿A que te refier… -

- ¡Bill! Bill Kaulitz; no ha vuelto a llamar – me interrumpió y puso las manos en el volante con bastante rudeza.

- Elisa, en verdad, no sabes como lo siento –

- Bah, no es tu culpa; no quiero discutir contigo de lo mismo otra vez –

- Es… es que me siento mal por ello, en verdad; yo también ansío una llamada de Lisiting, desde hace un tiempo – interrumpí sintiendo el impulso del coche.

- Ese chico te está volviendo loca, más que a mí con Bill – confirmó haciendo notoria una sonrisa pícara. Para mi fortuna el celular volvió a encender su pantalla y hacer ese ruido de vibración a lo cual… no tuve que responder la frase de mi amiga.

`` Se que van atrasadas, pero es urgente, ¡es urgente! Párate en un puesto de periódicos, te lo ordeno ´´ DE: ATZIRI 7:16 AM.

Tuve el presentimiento de que algo iba mal, bastante mal; no negué el mensaje y convencí a Elisa de parar el coche. En menos de dos minutos nos encontrábamos en un puesto, rodeado de gente que dirigía las miradas en nosotras; nos encontrábamos en un puesto, frente a mi peor pesadilla…

- Dios mío – murmuré. Sentí el contacto frío de la mano de mi amiga sobre mi hombro. No podía creerlo…

- Paparazzis, el diablo mismo en personas – Elisa estampó sus dos manos en su frente y las deslizó por su rostro quedando en sus mejillas.

- Est… est… esto no es verdad – tartamudeé. No había salvación, estaba en todas las revistas, en portadas o en artículos; el chisme de día, la semana, el mes o tal vez el año.

`` Bajista de Tokio Hotel ¿Nueva novia? ´´

`` Georg Listing celebra su fama consiguiendo nueva novia ´´

`` Premios MTV, una bendición para Georg Listing y su chica ´´

`` Geo ¡Ya con novia! ´´

`` Coqueteo imparable para integrante de Tokio Hotel ´´

Y el título más doloroso: `` Daiana Ruzzo ¿Novia de Georg Lisiting?´´

- ¿Y ahora qué? ¿Qué se supone que tengo que hacer? – Pregunté a Elisa sin quitar la mirada de la revista que tenia en manos.

- Ahora… no se que decir – Afirmó ella bajando su mirada, para no querer enfrentar la mía.

- Estoy en problemas – el estado de shock impidió que las lágrimas transcurrieran por mis sienes – En serios problemas –

Mi celular volvió a molestar, ahora era una llamada `` Stephenie Kenway ´´ indicaba la chillante luz de la pantalla.

- Estoy perdida, ya se ha enterado – cerré los ojos y apreté el botón verde para enfrentarme con lo futuro…



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lunes, 14 de septiembre de 2009

Cap. 6 < Su voz de nuevo >

!Hallo Hallo! Bueno el capítulo de hoy on-line ^^ quiero platicar que ayer metí una gran desilución al notar que en los MTV Video Music Adwards (VMA) que se llevaron acabo a las 10:oo pm (México) nuestros chicos de Tokio Hotel no se presentaron T___T haha.
Bueno, espero que disfrúten el capítulo y gracias por ser pacientes el día de ayer.
KONI



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( NARRA ELISA )

Mi teléfono vibró, y a pesar del escándalo que Daiana había puesto, lo alcancé a escuchar…

- Pon el altavoz – le ordené con confianza a mi amiga; esa noche los conductores de la autopista estaban en un estado bastante salvaje como para distraerme. Después Dai pausó la canción y noté que la llamada ya se encontraba en curso, ruidos callejeros se escuchaban a través de mi móvil…

- ¿Hola? – pregunté al no reconocer con exactitud el número que la pantalla del celular indicaba.

- ¿Pensaste que nunca más volverías a contactarme? – era una voz clara y varonil, la cual me sonaba familiar.

- Om… - hice un pequeño sonido con la tarea de distinguir la voz. Me confundía. Esa voz que había escuchado hace poco tiempo o hace mucho tal vez. Las perdía, eran tan similares. Jacob Rowman o… Bill Kaulitz.

- ¿Eh chica, estás ahí? – de nuevo la voz salió por la pequeña bocina, sin embargo volví a no distinguir. Eran exactamente voces iguales; perfectas.

- Sí – contesté a la llamada. Le eché un vistazo a Daiana en forma de auxilio y levanté los hombros para que ella me indicara de quien era la llamada en curso.

- ¿Bill o Jacob? – susurró ella lo más quedo posible para que el hombre en el celular no se ofendiera.

- No se – contesté en susurro también. Empecé a ponerme nerviosa; fuera Jacob o fuera Bill, sería una llamada emocionante.

- ¿Elisa? – Habló el aparato – ¿perdón me equivoqué de número o usted se llama Elisa? –

- Zeltzin Elisa Castellán, en realidad – traté de destensar un poco la situación.

- ¡Que bueno! Entonces no te tendré que hablar de usted, ja – celebró la voz que aún no reconocía.
Daiana ponía atención en las palabras de Jacob o de Bill, trataba de ayudarme en el estresante momento.

- Por favor, por favor, que sea Bill – pensé girando el volante ahora sin mucha atención. Aunque me podía declarar casi una fan de Tokio Hotel y a pesar de ver bastantes episodios de Tokio Hotel TV, separar la voz del cantante con la de Jacob me era casi imposible.

- Bill, Bill Kaulitz – confirmó mi amiga acercándose a mi oído – Y… pon atención señorita conductora, de lo contrario chocaremos –
A respuesta fue una sonrisa boba de mi parte.

- Em… ¿Bill? – Dije con un poco de temor a que Daiana se hubiera equivocado.

- ¿Sí? – contestó el amable; un peso menos de encima. Bill Kaulitz, sólo él.

- No es que no quiera escucharte, no lo mal interpretes pero… ¿Para que has llamado? – dije curiosa.

- Bueno, ¿Qué no puedo llamar a una bella dama un lunes por la noche? –

- Dije que no lo mal interpretaras – contesté en seco pero divertida.

- Ja, ouch golpe bajo – rió.

- Pues, bueno, ¿qué se puede decir? Vives en el medio artístico; me sorprende que llames –

- Hey… ser famoso y ser un patán son dos cosas que NO van de la mano – dijo a la defensiva.

- Sólo en el tuyo y un par de casos más – reproché casi olvidando que era una llamada telefónica.

- ¡Uy! Dime… ¿Quién no llamaría a una chica tan hermosa como tú? – esas palabras hicieron sonrojarme; por suerte, la única que pudo notarlo en esos momentos fue Daiana.

- Muchos – contesté con seguridad.

- Nómbramelos y les rompo la cara – enfatizó y no precisamente en broma. Paré el coche con la luz roja que el semáforo indicaba.

- Nunca terminarías y de premio sería una cadena perpetua por agresión física – bromeé a lo que el me correspondió con ligeras risas.

- Mhm… - Daiana aclaró la garganta en el asiento continuo, para ganar mi atención de regreso.

- Oh, disculpa estás con alguien – dijo Bill apenado por el celular al escuchar los ruidos que mi amiga producía.

- No hay apuro, es Daiana – objeté.

- Lo siento chicas, no quería interrumpir –

- No no, ustedes sigan conversando, en verdad, la que no quería interrumpir era yo – contestó Dai dándome un leve codazo.

- Gracias, pero en verdad las dejo, no quiero producir incomodidad. Besos – no pude despedirme cuando el celular parlaba el sonido de fin de llamada. Me hundí.

- Elisa, yo… lo siento – Daiana volteó su mirada en mi perfil el cual estaba de regreso en la autopista.

- Da igual – contesté – Sólo era Bill Kaulitz ¿no? Que más da – dije con hipocresía y sarcasmo.

- Elisa no tienes por que ser sarcástica – me ``regañó ´´ acomodando su bolso en su regazo.

- ¡No no! ¿Yo? ¿Sarcástica? ¡Para nada! – reí de una forma maliciosa.

- Dale, no nos vamos a pelear por un chico, sería algo absurdo – miré su rostro rápidamente sin quitar la atención del manejo. Sus pupilas comenzaban a temer y sus labios a moverse de forma peculiar.

- Jodete – contesté con la cabeza en llamas – Siempre quieres toda la atención –

- Eli, ¡No! No es eso – trató de tomar mi mano sobre el volante pero yo la empujé, así rechazándola.

- Perdón, ¿Sabes que? No quiero hablar más del tema – acabé.
Después de subir la velocidad del automóvil como conciliador, caí en cuenta que mis dos mejores amigas nos encontrábamos en disgusto, una a la otra.

. . . . . .

- Ya llegamos – agité con una cierta brusquedad el cuerpo de Daiana que se encontraba dormido.

- Oh, gracias por traerme – dijo abriendo los ojos y bajando del auto con trabajo para dirigirse al lujoso edificio en donde vivía.

- No hay de que – respondí seria esperando a que ella cerrara la puerta del asiento del copiloto para presionar el acelerador y seguir con mi camino.

- Mmm… ¿Elisa? – Daiana dijo a un milímetro de cerrar la puerta.

- ¿Qué pasa? – contesté sin muchos ánimos.

- Se te nota cansada; ¿Por qué no te quedas a dormir está noche? Tú departamento aún queda a veinte minutos de aquí – su boca se dobló apenas notándose el intento de sonrisa.

- No lo creo… esta noche no – respondí de una forma grosera. Todo esto comenzaba a dolerme, Daiana estaba sufriendo, y una de esas causas de aquel sufrimiento era por mi culpa.

- Esta bien, hasta mañana entonces – cerró la puerta y las taconeadas comenzaron. La silueta de ella se hacia cada vez más pequeña mientras caminaba.

- ¡Daiana! – grité desde mi asiento interrumpiendo su destino.

- ¿Sí? – volteó ella con esperanza en su lindo rostro.

- Una pijamada no caería mal – sonreí con sinceridad a lo que la contagié. Pronto me encontraba a su lado subiendo por el ascensor del edificio.

- Respecto a lo del auto, lo siento, no estaba conciente de lo que decía… - inicié conversación mientras la pantalla arriba de las puertas subía de número: Planta Baja… 1… 2… 3…

- Shhh – me acalló – No te preocupes, olvídalo simplemente –

- Así lo haré – confirmé siguiendo el consejo. Las puertas del elevador abrieron y su pent house deslumbró mi mirada como siempre.

- Espero que no les moleste mi presencia – sonó una tercera voz saliendo por el cuarto principal.

- Atziri – dije abrazándola a lo que se unió Daiana.

- Que bueno que tengo una copia de llaves de tu hogar, así siempre conservaré apoyo – río Atz agitando el llavero en mano.

- Siempre conservaremos el apoyo – dije guiñando un ojo.

- Siempre – confirmó Daiana, y así la noche transcurrió entre barnices de uñas y plática; mucha plática; Bill, Tom, Gustav y Georg como el tema principal…

( TERMINA DE NARRAR ELISA )

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domingo, 13 de septiembre de 2009

So Sorry. . .

Mil mil dos mil disculpas; el día de hoy el capítulo se ausentará debido a que a surgido un compromiso de la nada, él cual no puedo negar ¬¬ Perdón por dejarl@s intrigad@s con la misteriosa llamada del capítulo anterior, pero ya mañana lo averiguarán. Hasta mañana! ^^

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miércoles, 9 de septiembre de 2009

Cap. 5 < Por favor... otra llamada >

Quinto capítulo ya en línea ^^

Espero que sea de su agrado! Buen día (:

Si tienen alguna petición o comentario, o simplemente quieren contactarme, mi email:

sugar_love_rainbow@hotmail.com

Koni



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- ¿Y bien? ¿Vamos? – Agregué cuando Atziri no brindó respuesta – Nena ¿Quién ha llamado? –

- ¿Quien crees? – mi amiga agregó emoción al asunto; si no fuera por que era una video llamada la estaría ahorcando debido a la desesperación.

- Um… acaso… ¿Geor… - no pude terminar la frase cuando ella contestaba.

- ¡William! – Atziri dio pequeños brincos de emoción sobre su cama y se escucharon sonoros aplausos.

- Oh, William – reafirmé sin mucho afán. Por lo visto esto no pasó desapercibido ni por Elisa ni por Atziri.

- Wow, cuanto te interesa mi felicidad amiga – Atziri levantó las cejas en un tono sarcástico.

- Atzi no es eso. Me alegra que William por fin se ha dado cuenta de la estupidez que cometió al terminar con su relación – apoyé hablando de su ex novio.

- ¿Entonces? ¿Por qué la cara larga? – Cuestionó Elisa quien se encontraba en su escritorio organizando las ideas para su artículo – No me gusta ver esa cara – completó tomando con sus dedos pulgares las comisuras de mi boca y extendiéndolas para formar una sonrisa forzada.

- Basta, no es nada; sólo cansancio – mentí, lo cual me hizo sentir incómoda, pero lo hice. No quería transmitir mi pesar y ansias por Georg hacia mis dos chicas.
Todo comenzaba a girar y el estómago hacia retortijones ¿Por qué ese fanatismo hacia el chico? ¿Por qué tantas ansias por volverlo a ver? ¿Por qué todos esos raros efectos viniendo de mi?

- ¿Dai? Daiana… - me llamó Atziri desde las bocinas de la máquina.

- Hey ¡aquí! Daiana, tierra llamando a Dai… - Elis casi ``hizo malabares ´´ para llamar mi ida atención.

- Disculpen, aquí sigo – dije pestañando los ojos de una manera fugaz cuando Elisa sacudió su mano en frente de ellos con la intención de sacarme del `` trance ´´. Mi mente estaba en mil lados como para percatarme del momento.

- No sólo por que seas guapa nos puedes ignorar ¿e? – Bromeó Atziri en la imagen del monitor. Risitas salieron de nuestro trío de bocas y luego se acallaron, otro silencio incómodo…

- Saldré con William de nuevo – soltó Atziri en seco. Las consecuencias de su oración fue que Elisa casi perdiera la vida con el chicle que estaba mascando y que una mancha de café fuera ahora decoración de la alfombra negra a contribución de mi parte.

- ¡¿QUÉ?! – soltamos a grito una vez superado el bloqueo instantáneo.

- Sí. Volveré a andar con William; esta tarde, por el celular, me lo ha propuesto de una manera indirecta – repitió sin preocupación alguna.

- ¡¿Has visto a William de nuevo?! Prometimos que nunca más volveríamos a ver a esos chicos Angélica Atziri, ni siquiera en pintura – Elisa colmó su paciencia hasta el tope, incluso la rebasó. Su pasado la perseguía una vez más al igual que el mío comenzaba a hacerlo.

- Eli, ¡Relájate! Siempre hay una segunda oportunidad para todo, esos chicos ya han cambiado – Atziri se puso a la defensiva de los chicos, los chicos, esos chicos… los hermanos Rowmen.

- Ellos nunca han cambiado y nunca lo harán – contestó Elisa con ira – ¿Acaso has olvidado todo? –
Mi boca no se abrió por un buen rato. Permanecí escuchando; el tema de los hermanos Rowmen era muy delicado para mí. Esos chicos no habían sido un amor pasajero para las tres, había sido una fuerte conexión; que por desgracia… no había sido correspondida.

- Atziri – interrumpí a medio diálogo de mis amigas – Creo que es mejor que platiquemos esto luego. Lo que menos quiero en estos momentos es una gran discusión… -

- Entiendo, adiós – se despidió sin gracia mientras cada una cancelábamos la video llamada, sus cabellos ondulados y su intensa mirada desaparecieron de la imagen. Empujé la tapa de la portátil y la acomodé en el escritorio.

- Imposible – suspiró Elisa apoyando sus codos en su mesa de trabajo y empujando la frente hacia sus manos.

- Parece que otra vez tendremos a los Rowmen husmeando nuestras vidas – dije quebrando la voz con sufrimiento.

- Eso… eso… es inaceptable –

- Así son ellos, inaceptables – di un pequeño giro en la silla rotatoria.
Los hermanos Rowmen, una serie de hijos mal educados tal vez. Muy atractivos para admitir. Eran tres de ellos los que formaban aquella familia: William, Jacob y Danny.
No eran casanovas con exactitud, pero les encantaban las mujeres. Expertos en como saber hacerte sentir en un mundo perfecto y luego mandarte con pase directo al infierno; pero sin duda lo que más dolía era que se convertían en una droga, se convertían en una adicción, una de esas que nunca puedes dejar.

- Daiana, estoy hablando con completa seriedad. Esto NO puede ser – Elisa continuo – Tú bien sabes que parte por la que aceptamos este trabajo en Alemania fue por los Rowmen, deducimos que mudarnos ayudaría a olvidarlos –

- Cierto. Deducimos aquello, pero… a mí no me está funcionando –fue inevitable, caí en llanto. El pasado ya estaba bastante presente como para recordarlo a la perfección.

- Ah mi amor, ¡Ven acá! – Elisa se levantó de su asiento con pasos delicados y jaló mi cabeza hacia su cuerpo, quedando a la altura de su pecho – A las tres nos dejaron marcadas –

- Eso lo se – recapacité – Pero… desde que llegamos a este país, Danny ha estado cada segundo en mi cabeza – no podía negarlo; había querido a Danny como ha nadie más.

- Y en la mía Jacob – Elisa sollozó.

- …Y en la de Atziri, William – acabamos a unísono lo cual fue lo bastante cómico como para subirnos el ánimo.

- Pero, tú sabes, recuerda esa noche con ellos, era viernes… en Los Angeles; aquella cena ¡arggg! –

- No recuerdes esa noche, no lo hagas Elisa – asintió a mi petición que en pocas palabras fue una orden. Aquella cena, era el recuerdo que más trabajo me costaba superar; siempre estaba allí, ocultada por varias ideas; ese recuerdo permanecía ahí… para nunca ser sacado.

. . . . . .

- No seas ridícula, baja la mano; yo te llevo – Elisa me tomó de la muñeca y colocó mi brazo a una altura normal cuando a la salida del trabajo se percató que hacía el intento de pedir un taxi.

- Gracias; mi futuro auto aún aguarda en la agencia como siempre – bromeé.
Nos dirigimos hacia el estacionamiento. Esta vez sólo sonaban mis tacones al contacto con el asfalto puesto a que mi amiga llevaba zapatos bajos. Me entristeció escuchar la melodía incompleta que la mayoría del tiempo permanecía si caminábamos juntas.

- ¿Piloto o copiloto? – me dijo al llegar a su auto burlándose de mi temor al volante.

- Muy graciosa – torcí los ojos mientras tomaba asiento en su flameante Minni Cooper cuatro puertas en color negro con el parachoques y los rines cromados. Me gustaba ese auto.

- Ha sido un día agotador hablando desde los puntos del trabajo hasta… - me arrepentí de lo dicho. Estaba apunto de sacar de nuevo el tema de los hermanos Rowmen; un tema que me perturbaba.

- Ha sido un día agotador hablando de los puntos de trabajo, simplemente – me corrigió Elisa girando la llave y echando a andar el motor. Prendí el estero y subí el volumen lo suficiente como para ocultar alguna frase inoportuna que saliera de mi ser.
Mi vista no se apartaba de la ventanilla y la vida nocturna de la ciudad cuando, a pesar del ruido, escuché el móvil de Eli recibiendo una llamada…

- Pon el altavoz – me pidió ella quien estaba lo demasiado centrada en la autopista como para ocuparse del asunto. Obedecí también apagando la canción.

- ¿Hola? – pregunto mi amiga hacia la llamada posando sus ojos en el retrovisor.

- ¿Pensaste que nunca más volverías a contactarme? – la voz varonil pero clara saliendo del celular nos desorbitó…

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lunes, 7 de septiembre de 2009

Cap. 4 < De vuelta a la normalidad >

Capítulo cuarto de éste Fic < De vuelta a la normalidad >

Disfrútenlo. Me alegra tener nuevas leectoras por aquí! Gracias por el apoyo en verdad! ^^ Besos & Abrazos

Koni


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El chillante pitido del despertador hizo que mis nervios se pusieran de punta. Esté sonido provenía de mi buró, en mi habitación; me extraño que la musiquilla se escuchara lejana. Al despegar por completo los ojos noté que me encontraba tumbada en el sillón, aún con la ropa del día anterior.

- ¡Rayos! Otra vez el sillón… - dije con voz modorra para mi misma al sentir ese dolor en la columna.

Sin más excusas y aventando los cojines, mis pies echaron a andar. Un buen regaderazo y el contacto frío de la crema para piel, lograron que mi cabeza hurgara por los archivos de la noche anterior.

- Georg Listing… ¡Oh no! Estoy cansada de enamorarme – volví a entablar una reflexiva conversación con mi ser.

- ¿Por qué los chicos me hacen esto? Logran hechizarme y después sólo me buscan por sexo – suspiré – Es cómo una poción envenenadora –

Dejé la plática atrás al ver la pantalla empañada de mi celular por el vapor del cuarto de baño; las 6:12 de la mañana. Mi constante vanidad `` no ´´ me permitía menos de una hora para alistarme y ahora sólo tenía unos treinta minutos. Enrosqué mi cabello en una toalla, y troté hacía el closet de la habitación continua. Jeans, camisetas, shorts, faldas, vestidos, blusones, chaquetas… pero nada que me convenciera. En un momento mi loca mente atrajo mi visión a unos pants azul marino y una sudadera en gris, lo juntaría con una cola de cabello, pero por suerte deduje que el conjunto pondría en un gran riesgo a mi reputación.
Hice el mayor esfuerzo con las pocas ganas que ese día cargaba; terminé con un abrigo satinado en café, que llevaba lindos botones grandes los cuales resaltaban por su blanco color, unos jeans oscuros un cuanto entubados hacían mis piernas kilométricas junto las botas cafés de tacón, y los accesorios sólo consistía en arracadas blancas. El cabello lo alacié en un tiempo record y lo recogí en una cola de cabello alta, la cual parecía viva con el movimiento que le generaban mis pisadas.

- Estamos a punto de entrar a junta señorita – Elisa adoptó un tono autoritario mientras su voz salía por la bocina de mi móvil. Se refería al trabajo.

- Voy tarde y agotada, he dormido en el sillón – refunfuñé mientras apretaba la tecla roja. Mis tacones hacían melodía cuando corrí por el lobby del edificio. Por suerte esta vez el elevador había sido rápido en llegar.
El aire matutino me hizo titiritar; el abrigo no sirvió para la causa ni el efecto.

- ¿Hacía donde va señorita? – me preguntó el conductor del taxi. Logré tomar uno en menos de un minuto debido a que aún no tenía un coche en mi poder.

- Hacía la oficina de `` Intense Magazine ´´ por favor – el taxista pareció captar la dirección de inmediato y aceleró.
`` Un agitado inicio de día ´´ pensé.
La compañía en que trabajaba no toleraba la impuntualidad, y eso hacía revolver mi estómago. Las reglas en ese lugar eran estrictas. Podía ser el mejor trabajo o el peor, todo dependía de tú talento. Algunas veces la opción del renuncio me sonó tentadora, pero llegue a la conclusión de que ese trabajo era la mitad de mi vida, no había mejor.

- Gracias – le dije al taxista entregándole un billete mientras luchaba por salir del auto con una bolsa y una carpeta en las manos. El camino me resultó bastante estresante y alborotado, pero por fin me encontraba ahí.

- ¡Monic! ¿En qué sala están? – pregunté a la recepcionista cuando me encontraba adentro de ``Intense Magazine ´´. No me dio tiempo ni de apreciar mi reflejo en los espejos que adornaban la entrada del lugar, pues ya estaba apretando aquél botón del ascensor con desesperación.

- Daiana hoy hay junta – dijo Monic levantando la ceja.

- Esa es la causa de la prisa, vamos nena ¿En cuál sala? –

- En la sala presidencial – Monic echó su intenso cabello negro para atrás. Ella es como las hadas madrinas, siempre te saca en apuros.
Contesté con un gracias mientras me deslizaba por la caja del elevador.

- Por cierto… luces hermosa – dijo a coro con las puertas que cerraban la vista de la recepción. Sonreí a ello.

- Dai, es tarde – dijo el guardia que siempre aguardaba afuera de las juntas cuando las puertas del elevador se abrieron.

- Am… ya lo he notado – soné grosera, pero me disculpé con una suave mirada.
Exhalé y suspire; con autoridad empujé la puerta de la sala principal.

- Disculpen la tardanza, creo que no me convienen las After Party´s si al día siguiente tengo trabajo – intenté bromear a todos esos pares de ojos que se giraron a mi con el rechinado de las puertas. Como respuesta no obtuve risas sino crudas miradas. Sin regateos tomé mi lugar de siempre, a un lado de Elisa.

- Bien sigamos – La voz de Stephenie rompió el hielo – Todos sabemos que los `` Mtv Awards ´´ fueron simplemente un éxito, pero ahora toca la parte dura… -

- Los artículos del evento – Elisa completó la frase que Stephenie terminaba. En la sala varias cabezas asintieron.

- Exacto Elisa – retomó nuestra jefa, Stephenie – Ahora nos toca hacer nuestro trabajo, redactar –

- Tiene que ser algo novedoso, algo moderno, algo original, algo… - dijo Elisa cuando fue interrumpida.

- Algo al estilo `` Intense Magazine ´´ sólo eso. Nuestra revista ya tiene los puntos que mencionaste – Stephenie interrumpió continuando su plática `` pin pon ´´ con mi amiga.
Siguió con la conferencia, nos dio varios puntos a redactar y diseñar a cada presente en la mesa. Por fortuna me tocó el tema del espectáculo en las premiaciones, fue a lo único que puse atención; con punto de vista de trabajo claro.

- Cuando tengan sus respectivos artículos redactados y diseñados por igual, dénselos a mi asistente – Stephenie empezó a sorber del café que toda la junta había permanecido intacto.

- Perfecto, es todo lo que tenemos que hacer para esté número – dije con un poco de libertad.

- No – pareció que Steph tomó mi comentario a tono de pregunta – después de que hayan terminado con esos artículos quiero que busquen información sobre la sensación del momento… -

- ¿Twilight? – pregunté con seguridad pero no obtuve respuesta.

- ¿Miley Cyrus? – volví a cuestionar.

- ¿Jonas Brothers acaso? – ahora dijo un chico moreno de cabello castaño al cual reconocía poco.
- No. Tokio Hotel – afirmó Elisa a lo que Steph asintió a medio trago de su bebida. Quise gritar un gran ``!SÍ! al imaginar que tendríamos una futura entrevista, pero resistí mis instintos.

- Bien, ¿Steph? – dije imitando a una chica tranquila.

- ¿Sí? – preguntó dirigiendo la vista de los papeles en le mesa a mi rostro.

- ¿Quieres que citemos al grupo para una entrevista? – contuve la emoción al imaginar la respuesta. Ese chico… Georg Listing me estaba volviendo loca en tan sólo unas horas de conocerlo.

- Mmm no, no es necesario – la sonrisa se me opacó al escuchar esas palabras de la boca de mi jefa – Sólo quiero que redacten algo respecto a su gran intervención en los premios, les ha ido bien, tres premios tienen un gran esfuerzo por detrás – sonrío orgullosa como si los Tokio fueran sus hijos.
La entrevista había sido mi única esperanza que ahora acababa de ser asesinada…

- Sí Daiana, NO es necesario – Elis apoyó resaltando el NO para hacerme entrar en razón. Por algo ella sabía que me encontraba desorientada.

- Ok, solamente un artículo sobre sus premios; entendido – mordí mi lengua.
Media hora más entre diseños, colores y letras fue suficiente para que la junta de esa quincena culminara. Me comenzaba a estresar…

- ¿Ahora mucha emoción para las entrevistas? Pensé que te agotaban – Elis soltó la pregunta mientras caminábamos de la sala presidencial hacia nuestras oficinas.

- Sí, me agotan – reafirmé.

- Parece que no tanto si se trata de Tokio Hotel – insistió con el tema aún ya sabiendo mi rara y frenética atracción por el bajista del grupo.

- Basta – contesté abriendo la puerta de nuestra oficina y sentándome en uno de los dos escritorios, el de siempre.

- Dale Dai, ¿Por qué tanto frenesí hacia ese chico? – Elisa sentó su cuerpo en la esquina de su escritorio.

- No lo se ¿Sí? –

- Parece que las reinas se pusieron de acuerdo contigo hoy – tomó su laptop y la acomodó de momento en su regazo.

- Elisa, estoy volviéndome loca – decidí hablar al respecto, decidí enfrentar al toro por los cuernos.

- ¿Apenas te das cuenta de ello? – río. No pude evitar hacerlo yo también.

- Hay amiga, los hombres son impredecibles – dijo empezando a teclear palabras en su computadora.

- Estoy conciente de ello, seré feliz – sonreí apenas mostrando los dientes – Bueno, basta de romances, tenemos cosas que hacer –

- Aha niña responsable – se burló Elisa con sarcasmo.

Después de buscar la inspiración en los más profundos rincones de mi cabeza, logré sacar dos cuartillas de texto; suficiente para un artículo revistero. La calidad de esos párrafos recién escritos la consideré bastante decente para que Stephenie Kenway sonriera complacida.
No es que le tuviera miedo a mi jefa; al contrario pero… en ocasiones llegaba a ser bipolar y envidiosa a pesar de su impecable belleza; sólo una mujer un cuanto extraña.

- Demasiado trabajo por hoy – dije acabando con el silencio que hace tres horas atrás se había producido en la oficina de ambas.

- ¿Ya has hecho el diseño? – Elisa no despegó los ojos del monitor.

- La mitad de él y el artículo ya está listo – di un respiro al recordar todo lo hecho ese día y abrí el programa de conversaciones en línea. Platiqué un rato con algunas amistades, sólo para perder el tiempo. Todo normal hasta que percibí el olor a cigarro de la oficina contigua, me recordó a él. Su imagen ya empezaba a desvanecerse en mi memoria y para evitarlo tecleé su nombre en el buscador de imágenes de la red.
Ahí estaba él, Georg Listing, muy fotogénico por cierto al igual que el resto de la banda, pero no me quise desviar; un chico que distraía mis pensamientos cada instante ya era suficiente como para tener tres más.

`` Atziri a iniciado una video llamada ´´ el letrero en la pantalla desvió mis recuerdos y pronto la imagen de aquellos chicos cambió por la de mi amiga ya agitando su mano en gesto de saludo.

- Te envidio, está no es tu temporada de trabajo – le dije al notar en el fondo de la imagen aquella habitación rockera que ella poseía.
- ¡Uff! Chica conserva tú trabajo. Aprecias ropa bonita, se la pones a gente famosa, vacaciones el resto del mes y tienes buena paga – sermoneó Elisa quien se dio cuenta de la video llamada dirigiéndose a Atzi.

- Sí sí – contestó Atz con modestia – Pero esa no es la razón de esta conversación, hay algo más importante – su sonrisa se esparció lentamente por los píxeles de mi pantalla.

-¿Más importante que ver a las más sexys mejores amigas que podrías tener? – Elisa fingió ofenderse.

- Tal vez – dijo Atziri, lucía en un estado petrificado – Alguien ha llamado hoy a mi celular- Nos quedamos perplejitas al imaginar de quien provenía, ¿Habíamos resultado lo suficientemente interesantes cómo para la primer llamada?...




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miércoles, 2 de septiembre de 2009

Perdónenme

Hola de nuevo! se que hoy tocaba publicar, pero en verdad me la he pasado organizando un evento y en pocas palabras se me convierte en imposible el hecho de publicar está semana. Vuelvo la siguiente semana ^^ en verdad gracias por todo! Aquí nos leemos el lunes (:

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