Bueno, espero que disfrúten el capítulo y gracias por ser pacientes el día de ayer.
KONI
( NARRA ELISA )
Mi teléfono vibró, y a pesar del escándalo que Daiana había puesto, lo alcancé a escuchar…
- Pon el altavoz – le ordené con confianza a mi amiga; esa noche los conductores de la autopista estaban en un estado bastante salvaje como para distraerme. Después Dai pausó la canción y noté que la llamada ya se encontraba en curso, ruidos callejeros se escuchaban a través de mi móvil…
- ¿Hola? – pregunté al no reconocer con exactitud el número que la pantalla del celular indicaba.
- ¿Pensaste que nunca más volverías a contactarme? – era una voz clara y varonil, la cual me sonaba familiar.
- Om… - hice un pequeño sonido con la tarea de distinguir la voz. Me confundía. Esa voz que había escuchado hace poco tiempo o hace mucho tal vez. Las perdía, eran tan similares. Jacob Rowman o… Bill Kaulitz.
- ¿Eh chica, estás ahí? – de nuevo la voz salió por la pequeña bocina, sin embargo volví a no distinguir. Eran exactamente voces iguales; perfectas.
- Sí – contesté a la llamada. Le eché un vistazo a Daiana en forma de auxilio y levanté los hombros para que ella me indicara de quien era la llamada en curso.
- ¿Bill o Jacob? – susurró ella lo más quedo posible para que el hombre en el celular no se ofendiera.
- No se – contesté en susurro también. Empecé a ponerme nerviosa; fuera Jacob o fuera Bill, sería una llamada emocionante.
- ¿Elisa? – Habló el aparato – ¿perdón me equivoqué de número o usted se llama Elisa? –
- Zeltzin Elisa Castellán, en realidad – traté de destensar un poco la situación.
- ¡Que bueno! Entonces no te tendré que hablar de usted, ja – celebró la voz que aún no reconocía.
Daiana ponía atención en las palabras de Jacob o de Bill, trataba de ayudarme en el estresante momento.
- Por favor, por favor, que sea Bill – pensé girando el volante ahora sin mucha atención. Aunque me podía declarar casi una fan de Tokio Hotel y a pesar de ver bastantes episodios de Tokio Hotel TV, separar la voz del cantante con la de Jacob me era casi imposible.
- Bill, Bill Kaulitz – confirmó mi amiga acercándose a mi oído – Y… pon atención señorita conductora, de lo contrario chocaremos –
A respuesta fue una sonrisa boba de mi parte.
- Em… ¿Bill? – Dije con un poco de temor a que Daiana se hubiera equivocado.
- ¿Sí? – contestó el amable; un peso menos de encima. Bill Kaulitz, sólo él.
- No es que no quiera escucharte, no lo mal interpretes pero… ¿Para que has llamado? – dije curiosa.
- Bueno, ¿Qué no puedo llamar a una bella dama un lunes por la noche? –
- Dije que no lo mal interpretaras – contesté en seco pero divertida.
- Ja, ouch golpe bajo – rió.
- Pues, bueno, ¿qué se puede decir? Vives en el medio artístico; me sorprende que llames –
- Hey… ser famoso y ser un patán son dos cosas que NO van de la mano – dijo a la defensiva.
- Sólo en el tuyo y un par de casos más – reproché casi olvidando que era una llamada telefónica.
- ¡Uy! Dime… ¿Quién no llamaría a una chica tan hermosa como tú? – esas palabras hicieron sonrojarme; por suerte, la única que pudo notarlo en esos momentos fue Daiana.
- Muchos – contesté con seguridad.
- Nómbramelos y les rompo la cara – enfatizó y no precisamente en broma. Paré el coche con la luz roja que el semáforo indicaba.
- Nunca terminarías y de premio sería una cadena perpetua por agresión física – bromeé a lo que el me correspondió con ligeras risas.
- Mhm… - Daiana aclaró la garganta en el asiento continuo, para ganar mi atención de regreso.
- Oh, disculpa estás con alguien – dijo Bill apenado por el celular al escuchar los ruidos que mi amiga producía.
- No hay apuro, es Daiana – objeté.
- Lo siento chicas, no quería interrumpir –
- No no, ustedes sigan conversando, en verdad, la que no quería interrumpir era yo – contestó Dai dándome un leve codazo.
- Gracias, pero en verdad las dejo, no quiero producir incomodidad. Besos – no pude despedirme cuando el celular parlaba el sonido de fin de llamada. Me hundí.
- Elisa, yo… lo siento – Daiana volteó su mirada en mi perfil el cual estaba de regreso en la autopista.
- Da igual – contesté – Sólo era Bill Kaulitz ¿no? Que más da – dije con hipocresía y sarcasmo.
- Elisa no tienes por que ser sarcástica – me ``regañó ´´ acomodando su bolso en su regazo.
- ¡No no! ¿Yo? ¿Sarcástica? ¡Para nada! – reí de una forma maliciosa.
- Dale, no nos vamos a pelear por un chico, sería algo absurdo – miré su rostro rápidamente sin quitar la atención del manejo. Sus pupilas comenzaban a temer y sus labios a moverse de forma peculiar.
- Jodete – contesté con la cabeza en llamas – Siempre quieres toda la atención –
- Eli, ¡No! No es eso – trató de tomar mi mano sobre el volante pero yo la empujé, así rechazándola.
- Perdón, ¿Sabes que? No quiero hablar más del tema – acabé.
Después de subir la velocidad del automóvil como conciliador, caí en cuenta que mis dos mejores amigas nos encontrábamos en disgusto, una a la otra.
. . . . . .
- Ya llegamos – agité con una cierta brusquedad el cuerpo de Daiana que se encontraba dormido.- Oh, gracias por traerme – dijo abriendo los ojos y bajando del auto con trabajo para dirigirse al lujoso edificio en donde vivía.
- No hay de que – respondí seria esperando a que ella cerrara la puerta del asiento del copiloto para presionar el acelerador y seguir con mi camino.
- Mmm… ¿Elisa? – Daiana dijo a un milímetro de cerrar la puerta.
- ¿Qué pasa? – contesté sin muchos ánimos.
- Se te nota cansada; ¿Por qué no te quedas a dormir está noche? Tú departamento aún queda a veinte minutos de aquí – su boca se dobló apenas notándose el intento de sonrisa.
- No lo creo… esta noche no – respondí de una forma grosera. Todo esto comenzaba a dolerme, Daiana estaba sufriendo, y una de esas causas de aquel sufrimiento era por mi culpa.
- Esta bien, hasta mañana entonces – cerró la puerta y las taconeadas comenzaron. La silueta de ella se hacia cada vez más pequeña mientras caminaba.
- ¡Daiana! – grité desde mi asiento interrumpiendo su destino.
- ¿Sí? – volteó ella con esperanza en su lindo rostro.
- Una pijamada no caería mal – sonreí con sinceridad a lo que la contagié. Pronto me encontraba a su lado subiendo por el ascensor del edificio.
- Respecto a lo del auto, lo siento, no estaba conciente de lo que decía… - inicié conversación mientras la pantalla arriba de las puertas subía de número: Planta Baja… 1… 2… 3…
- Shhh – me acalló – No te preocupes, olvídalo simplemente –
- Así lo haré – confirmé siguiendo el consejo. Las puertas del elevador abrieron y su pent house deslumbró mi mirada como siempre.
- Espero que no les moleste mi presencia – sonó una tercera voz saliendo por el cuarto principal.
- Atziri – dije abrazándola a lo que se unió Daiana.
- Que bueno que tengo una copia de llaves de tu hogar, así siempre conservaré apoyo – río Atz agitando el llavero en mano.
- Siempre conservaremos el apoyo – dije guiñando un ojo.
- Siempre – confirmó Daiana, y así la noche transcurrió entre barnices de uñas y plática; mucha plática; Bill, Tom, Gustav y Georg como el tema principal…
( TERMINA DE NARRAR ELISA )
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