miércoles, 7 de octubre de 2009

Cap. 14 < Pidiendo suerte >


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El rechinido de la puerta principal me hizo caer en un nerviosismo impresionante. Esto no puede ir peor dije para mis adentros.

- Eh… ¿Daiana? – preguntó una de las voces pasando una y otra vez la cabeza por el recibidor al notar abandonado el lugar.

Dudé en contestar, no lo hice.

- ¿Hay alguien? – insistió la voz.

- No seas tarado Georg, si no hay nadie no te van a contestar – escuché la pesada mano de Tom aterrizar en la espalda de Listing, y luego una queja de dolor.

- La puerta estaba abierta, opino que debe de haber alguien aquí – Bill carraspeó la voz – Al menos que la señorita Ruzzo tenga extrema confianza en sus vecinos –

Se escucharon risas débiles por la frase. No quise voltear a verlo, no quise ver a Danny, aseguro que su mirada me dejaría en un shock, como siempre acostumbraba a hacer.
Mojé mis labios, y decidí seguir escuchando a la pandilla que se encontraba en la entrada de mi hogar, sin dar un paso, ni atrás ni adelante.

- Creo que entiendo – Gustav habló – Es una sorpresa, las chicas tienden a hacer eso –

- Cierto, les encantan todos esos pequeñitos detalles – Bill afirmó, un cuanto emocionado según lo que delataba su voz – Por eso la razón de la puerta a paso libre –

- Oh ¡Ya! Entiendo, como la película que vi ayer… – Georg habló, gritó más bien.

- ¡Shh! Cállate ¿Sí? – Tom lo regañó – No nos interesan tus películas XXX –

- Hey… no es una película porno ¡No! Se trataba de ella, una chica y él, un chico… -

- Júralo – se mofó Bill con sarcasmo.
- Bueno el caso es que la chica se enamora de él, pero no siente que haya química en su relación… -

- En verdad – Tom interrumpió la crónica de Georg – No nos interesa tu película –

De nuevo, risas imparables, cortesía del cuarteto.

Mi única salvación en aquellos momentos, era el buen humor que esa noche cargaban.
Permanecí inmóvil en la estancia, que por fortuna no da vista al recibidor. Inhalé un poco de aire, y fue cuando todo empezó de una manera intensa. Estaba decidida a enfrentarme con la cita, cuando sentí un delicado toque en mi espalda que bajó hasta la cadera, con la intención de deslizarse aún más abajo.

- Más te vale que quites las manos de encima, ahora – susurré para el Rowmen, quien ignoró de una vil forma mi indicación – No bromeo –

Así lo hizo. Me libré de esa mano que empezaba a tatuarse en mi ser; pero no me libré de la tremenda adrenalina. ¿Qué te sucede boba? Corre a ese de tu casa, no vuelvas a obtener su presencia jamás; decía una voz en mi cabeza, mientras la otra también esperaba alguna reacción ¿Qué haces? Es él. Lo has esperado por años… años… años.
La situación era lo suficiente como para enloquecerme; y si ese era el propósito, tengo que admitir que todo estaba saliendo a la perfección.

- ¡Mierda! – grité de una manera inconciente en una rara liberación de estrés.

- No tenias que gritar Constance, recuerda que estábamos jugando a los amantes secretos… - Danny se recargó en la pared y cruzo los brazos, mientras una cínica sonrisa me podía acabar de enfurecer - ¡Ops! Has perdido nena –

- ¿Eh? ¿Daiana? ¿Elisa? ¿Atziri? – preguntó la curiosa voz de Bill, escuché sus botas acercarse.

- Oh, ya se han enterado de tu supuesta sorpresa, que pena… ¿No? – Danny volvió a sonreír de esa manera que me provocaba correr a la cocina por un cuchillo.

- Vamos, vete antes de que vengan aquí – me controlé, increíblemente – O antes de que yo pierda el control –

- Me marcharía, pero me gusta tu departamento, es muy cómodo – tuvo el descaro de reírse.

- Eh, chicas ¿están? – ahora era la voz del otro gemelo. Los pasos eran cada vez más sonoros.

- Vete ya – le ordené ahora con desesperación a Danny – Vete, vete –

- ¿Ya te dije que hermosa vista tienes desde aquí? – siguió jugando con aquella postura despreocupada. No pensé darle el gusto de ser su compañera de juego.

- La otra puerta de salida está al fin del pasillo, se puede salir perfectamente por ahí – ya no silencié mi voz ni le rogué, tome una postura fuerte y autoritaria ante sus ojos, sus magníficos ojos.

- Daiana conozco esa voz, es tuya – Georg habló, supuse que aún seguían avanzando por el recibidor.

- Un momento – por fin contesté ante sus peticiones y escuché algún ritual de celebración por eso. No quité la mirada encima de Danny, ni el a mi.

- Depende de ti, ya conoces la otra salida – le dije sin expresión alguna – Puedes quedarte a conocer a mi cita si es que así lo deseas –

Fingí estar desinteresada en su desición, pero por dentro un nervio espantoso me carcomía. Di Adiós, márchate ya, supliqué en silencio.
Me observó y yo a él; su rostro se volvió a guardar en mi mente, pues el tiempo lo empezaba a desvanecer de mis recuerdos.
Por otro lado las pisadas se escuchaban cada vez más fuerte, casi a nuestras espaldas…

- Guarda un espacio para el café, cuando regreses, tendremos mucho que platicar – dijo. Por fin vi su cuerpo dirigirse hacia otro lado. No se marchó pero se encerró en una habitación; era más que suficiente.
Te rendiste cariño, he ganado yo, pensé ahora quitándome de toda preocupación.

- Linda pose – escuché esa inconfundible voz de Tom Kaulitz. Dudé a que se refería, pero luego caí en cuenta. La satisfacción que la poca fortaleza de Danny Rowmen me había dejado, causó que mi mano se posara en mi cintura y la otra se recargó en la orilla de la mesa, mi rostro de perfil y la tenue luz de la luna alumbrando mi figura.

- Gracias, salió por naturalidad – admití dando una risita como saludo. Me acerqué unos cuantos pasos a ellos y comencé a saludar, beso en ambos cachetes para cada quien.

- ¿Por qué tanto misterio? – preguntó Gustav como niño en etapa curiosa.

- Misterio ¿A que te refieres? – actué como la indiferente.

- Pues… la puerta principal estaba abierta – Bill respondió por su amigo, señalando con el pulgar sus espaldas.

- Ah, eso no es raro – reí con simpleza – Ya saben, extrema confianza en los vecinos –

Como lo esperaba, todos abrieron sus ojos, igualando el tamaño de un plato debido a la confusión. Surgieron señas entre ellos.

- Iré por las princesas – sonreí dejándoles con la duda. Caminé hacia el pasillo y me aseguré de abrir la puerta correcta…

- Ya han llegado los príncipes – sonreí con dulzura al ver a Atziri y Elisa tumbadas en los divanes, la primera jugando con la videoconsola y la segunda enchufada al ipod.

- Perfecto – Atziri soltó el control - ¿Y el sapo de la historia, en donde los has metido? –

- Larga historia – suspiré – No saquen el tema por favor – no queria enterarme nada más de ese Rowmen en toda la cena, pues después del evento, tendría que enfrentarle.

- Nosotras tenemos que platicar respecto a eso – Elisa torció los ojos, se le notaba preocupada – Pero ahora no; tenemos a visitas VIP esperando por nosotras en la sala – levantó las cejas de un modo seductor y se atomizó todo el cuerpo de ese perfume, su clásico perfume, notas de lavanda con un toque de vainilla, la combinación perfecta para presentarme los recuerdos…



- Oh dios, huelo a cerveza, soy una bestia – rió mientras molestaba a sus hermanos con su propio olor.

- Una épica resaca – me carcajeé desde la cocina mientras preparaba el jugo mágico contra la cruda.

- No lo vuelvo a hacer – se quejó el otro apoyando sus manos contra su frente.

- ¡Ay aha! Ya veremos la siguiente fiesta William – dijo ahora el primero, Jacob.

- No tienen remedio – le estreché a cada uno un vaso con jugo, el cual era un éxito después de una noche entre vodka, música y cigarros.

- Gracias Const… - Danny acercó sus labios a los míos.

- ¡Ew! – No pude evitar gritar, y luego todos nos carcajeamos – Cielo, apesestas a whisky corriente jajaja –

- Rayos, si no puedo besarte por la cruda… prometo emborracharme nunca más – me dio un cálido abrazo, que a pesar de la peste, acepté – Tu siempre hueles bien – me olfateó un poco las raíces del cabello.

- Lavanda con toques de vainilla; una amiga me ha convidado un poco de su perfume antes de venir aquí, a rescatarlos ja – confirmé enredando mis brazos en el cuello de Dan.

- Una amiga… presenta ¿no? – reclamó Jacob entre hipo.

-¿Presentarles a Elisa y a mi otra chica Atziri a patanes como ustedes? Jamás – reímos a coro mientras me abucheaban.

- Así que… ¿Lavanda con toques de vainilla? – cuestionó Dan ahora tomando un mechón de mi cabello y acercándoselo a la nariz; asentí con la cabeza – No; siempre has olido a fresas amor… -


Las brisas del perfume de Elisa que alcanzaron mi cuerpo, me sacaron de esos recuerdos, que en parte de mi vida pudieron haber estado enterrados por la amnesia.
Dándonos el retoque final, estuvimos decididas a salir, sus caras quedaron noqueadas por nuestra apariencia; unos piropos más tarde, fuimos todos en busca de diversión y yo… en busca de solo un distractor.

1 comentário

iveth dijo...

que mala onda xq tubo que apareser Dany en ese mometo tan mara biyoso si que lo aruino

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