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Koni
- ¿Y bien? ¿Vamos? – Agregué cuando Atziri no brindó respuesta – Nena ¿Quién ha llamado? –
- ¿Quien crees? – mi amiga agregó emoción al asunto; si no fuera por que era una video llamada la estaría ahorcando debido a la desesperación.
- Um… acaso… ¿Geor… - no pude terminar la frase cuando ella contestaba.
- ¡William! – Atziri dio pequeños brincos de emoción sobre su cama y se escucharon sonoros aplausos.
- Oh, William – reafirmé sin mucho afán. Por lo visto esto no pasó desapercibido ni por Elisa ni por Atziri.
- Wow, cuanto te interesa mi felicidad amiga – Atziri levantó las cejas en un tono sarcástico.
- Atzi no es eso. Me alegra que William por fin se ha dado cuenta de la estupidez que cometió al terminar con su relación – apoyé hablando de su ex novio.
- ¿Entonces? ¿Por qué la cara larga? – Cuestionó Elisa quien se encontraba en su escritorio organizando las ideas para su artículo – No me gusta ver esa cara – completó tomando con sus dedos pulgares las comisuras de mi boca y extendiéndolas para formar una sonrisa forzada.
- Basta, no es nada; sólo cansancio – mentí, lo cual me hizo sentir incómoda, pero lo hice. No quería transmitir mi pesar y ansias por Georg hacia mis dos chicas.
Todo comenzaba a girar y el estómago hacia retortijones ¿Por qué ese fanatismo hacia el chico? ¿Por qué tantas ansias por volverlo a ver? ¿Por qué todos esos raros efectos viniendo de mi?
- ¿Dai? Daiana… - me llamó Atziri desde las bocinas de la máquina.
- Hey ¡aquí! Daiana, tierra llamando a Dai… - Elis casi ``hizo malabares ´´ para llamar mi ida atención.
- Disculpen, aquí sigo – dije pestañando los ojos de una manera fugaz cuando Elisa sacudió su mano en frente de ellos con la intención de sacarme del `` trance ´´. Mi mente estaba en mil lados como para percatarme del momento.
- No sólo por que seas guapa nos puedes ignorar ¿e? – Bromeó Atziri en la imagen del monitor. Risitas salieron de nuestro trío de bocas y luego se acallaron, otro silencio incómodo…
- Saldré con William de nuevo – soltó Atziri en seco. Las consecuencias de su oración fue que Elisa casi perdiera la vida con el chicle que estaba mascando y que una mancha de café fuera ahora decoración de la alfombra negra a contribución de mi parte.
- ¡¿QUÉ?! – soltamos a grito una vez superado el bloqueo instantáneo.
- Sí. Volveré a andar con William; esta tarde, por el celular, me lo ha propuesto de una manera indirecta – repitió sin preocupación alguna.
- ¡¿Has visto a William de nuevo?! Prometimos que nunca más volveríamos a ver a esos chicos Angélica Atziri, ni siquiera en pintura – Elisa colmó su paciencia hasta el tope, incluso la rebasó. Su pasado la perseguía una vez más al igual que el mío comenzaba a hacerlo.
- Eli, ¡Relájate! Siempre hay una segunda oportunidad para todo, esos chicos ya han cambiado – Atziri se puso a la defensiva de los chicos, los chicos, esos chicos… los hermanos Rowmen.
- Ellos nunca han cambiado y nunca lo harán – contestó Elisa con ira – ¿Acaso has olvidado todo? –
Mi boca no se abrió por un buen rato. Permanecí escuchando; el tema de los hermanos Rowmen era muy delicado para mí. Esos chicos no habían sido un amor pasajero para las tres, había sido una fuerte conexión; que por desgracia… no había sido correspondida.
- Atziri – interrumpí a medio diálogo de mis amigas – Creo que es mejor que platiquemos esto luego. Lo que menos quiero en estos momentos es una gran discusión… -
- Entiendo, adiós – se despidió sin gracia mientras cada una cancelábamos la video llamada, sus cabellos ondulados y su intensa mirada desaparecieron de la imagen. Empujé la tapa de la portátil y la acomodé en el escritorio.
- Imposible – suspiró Elisa apoyando sus codos en su mesa de trabajo y empujando la frente hacia sus manos.
- Parece que otra vez tendremos a los Rowmen husmeando nuestras vidas – dije quebrando la voz con sufrimiento.
- Eso… eso… es inaceptable –
- Así son ellos, inaceptables – di un pequeño giro en la silla rotatoria.
Los hermanos Rowmen, una serie de hijos mal educados tal vez. Muy atractivos para admitir. Eran tres de ellos los que formaban aquella familia: William, Jacob y Danny.
No eran casanovas con exactitud, pero les encantaban las mujeres. Expertos en como saber hacerte sentir en un mundo perfecto y luego mandarte con pase directo al infierno; pero sin duda lo que más dolía era que se convertían en una droga, se convertían en una adicción, una de esas que nunca puedes dejar.
- Daiana, estoy hablando con completa seriedad. Esto NO puede ser – Elisa continuo – Tú bien sabes que parte por la que aceptamos este trabajo en Alemania fue por los Rowmen, deducimos que mudarnos ayudaría a olvidarlos –
- Cierto. Deducimos aquello, pero… a mí no me está funcionando –fue inevitable, caí en llanto. El pasado ya estaba bastante presente como para recordarlo a la perfección.
- Ah mi amor, ¡Ven acá! – Elisa se levantó de su asiento con pasos delicados y jaló mi cabeza hacia su cuerpo, quedando a la altura de su pecho – A las tres nos dejaron marcadas –
- Eso lo se – recapacité – Pero… desde que llegamos a este país, Danny ha estado cada segundo en mi cabeza – no podía negarlo; había querido a Danny como ha nadie más.
- Y en la mía Jacob – Elisa sollozó.
- …Y en la de Atziri, William – acabamos a unísono lo cual fue lo bastante cómico como para subirnos el ánimo.
- Pero, tú sabes, recuerda esa noche con ellos, era viernes… en Los Angeles; aquella cena ¡arggg! –
- No recuerdes esa noche, no lo hagas Elisa – asintió a mi petición que en pocas palabras fue una orden. Aquella cena, era el recuerdo que más trabajo me costaba superar; siempre estaba allí, ocultada por varias ideas; ese recuerdo permanecía ahí… para nunca ser sacado.
. . . . . .
- No seas ridícula, baja la mano; yo te llevo – Elisa me tomó de la muñeca y colocó mi brazo a una altura normal cuando a la salida del trabajo se percató que hacía el intento de pedir un taxi.
- Gracias; mi futuro auto aún aguarda en la agencia como siempre – bromeé.
Nos dirigimos hacia el estacionamiento. Esta vez sólo sonaban mis tacones al contacto con el asfalto puesto a que mi amiga llevaba zapatos bajos. Me entristeció escuchar la melodía incompleta que la mayoría del tiempo permanecía si caminábamos juntas.
- ¿Piloto o copiloto? – me dijo al llegar a su auto burlándose de mi temor al volante.
- Muy graciosa – torcí los ojos mientras tomaba asiento en su flameante Minni Cooper cuatro puertas en color negro con el parachoques y los rines cromados. Me gustaba ese auto.
- Ha sido un día agotador hablando desde los puntos del trabajo hasta… - me arrepentí de lo dicho. Estaba apunto de sacar de nuevo el tema de los hermanos Rowmen; un tema que me perturbaba.
- Ha sido un día agotador hablando de los puntos de trabajo, simplemente – me corrigió Elisa girando la llave y echando a andar el motor. Prendí el estero y subí el volumen lo suficiente como para ocultar alguna frase inoportuna que saliera de mi ser.
Mi vista no se apartaba de la ventanilla y la vida nocturna de la ciudad cuando, a pesar del ruido, escuché el móvil de Eli recibiendo una llamada…
- Pon el altavoz – me pidió ella quien estaba lo demasiado centrada en la autopista como para ocuparse del asunto. Obedecí también apagando la canción.
- ¿Hola? – pregunto mi amiga hacia la llamada posando sus ojos en el retrovisor.
- ¿Pensaste que nunca más volverías a contactarme? – la voz varonil pero clara saliendo del celular nos desorbitó…
2 comentarios
siiiii, vivaa Bill!!!
hahaha
esos hermanos jijos del maiz eh....
pero ya llegara aquel hombrecillo castaño ;D
Jacob [ baba xD! ]
¬¬¬¬¬¬¬¬¬
me estresas!!! ... esos hijos del mais xD!
hahaha te leo nena te leo !! >3
aii aii ... dime que ME LLAMÓ Billi :)