miércoles, 29 de julio de 2009

Cáp.48: Una Propuesta

- Ahora vamos a hacer un festín de calorías, muero de hambre ¡! – dijo Sam a la vez que el `` photoshot ´´ había terminado. Nos aproximamos a la recepción en donde la señorita me entregó un álbum con las fotos recién tomadas e impresas. Noté que a sus espaldas había una especie de pizarrón que contenían diferentes precios de las sesiones de fotos; un cuanto apenada busque mi cartera entre mi bolso…

- Hey ¡! Déjalo ¡! Cortesía de la casa – Samy me guiñó un ojo a la vez que me arrebataba la cartera de mi mano y la volvía a meter entre uno de los cierres de mi bolsa.
Mi relación con Samantha había mejorado bastante, esa barrera se empezaba a romper, la barrera que había surgido debido a todos los posibles malentendidos con Georg y con Bill. Las sospechas no habían disminuido, seguían tan presentes como siempre, de hecho empezaban a aumentar; pero no podía asegurar nada hasta probarlo; decidí dejar todo eso a un lado, seguir con la agradable amistad que en un principio había surgido con Samy.
Subimos a mi auto; la frescura de este noqueó de nuevo mi cara al igual que la de Sam. Una vez adentro tomé el volante firmemente y empujé con suavidad el acelerador mientras Sam abrochaba su cinturón y daba una discreta mirada de aprobación.

………………………

- He vuelto ¡! – grité abiertamente mientras cerraba la puerta de la casa. La cena con Sam había transcurrido bastante rápida, entre temas de chicas, comida y música el ambiente fue bueno.

- Miren nada mas ¡! Si ya a llegado mi sobrinita, la super `` Top Model ´´ - dijo Tom ayudándome con las bolsas de comida que les había llevado.

- Ja ¡! Traje spaghetti a la boloñesa para ti – sonreí y le entregué una de las bolsas, con una sonrisa la abrió, aspiró un poco el olor a carne y salsa de tomate. Pronto saludé a Mayiss, Gustav, Zel y Angie que llegaron con el aroma de la comida.

- … Y bueno, como te fue sis ¿? – dijo Angie mientras husmeaba una de las bolsas.
- Perfecto; a sido bastante lindo y raro a la vez jaja, las luces te acaloran, el vestido me hizo tropezar un par de veces, el fotógrafo era gay, los maquillistas te llenan de polvos la cara, en peinado jalaron bastantes veces mi cabello, y lo más difícil fue mostrar mi cuerpo en un bikini – cause una pequeña ola de risas que pararon cuando dije la palabra ``bikini ´´.

- Bikini ¿? ¡! Fotos en bikini ¿? – Zel dio la misma reacción que la mía cuando Richie me pasó el traje de baño.

- Muéstranos las fotos, muéstranoslas Koko – May me dijo bastante animada. Las ansias se notaron en todos.

- Am… este… mejor coman lo que les traje, les aseguro que esta delicioso – empujé con el pie el álbum detrás de una de las bolsas. Estaba un cuanto nerviosa por enseñarles las fotos; para fortuna de los demás Gus se dio cuenta del movimiento…

- Ja ¡! Lo tengo – en broma Gustav me sonrío maliciosamente cuando levantaba el álbum. Sus dedos empezaron a cambiar las páginas mientras todos se amontonaban a su alrededor. Varias sonrisas y expresiones empezaron a surgir.

- Declarado ¡! Mi sobrinita ya es toda una mujer ¡! – imaginé que Tom se encontraba viendo la foto del bikini al igual que los demás, sus caras se tornaron un cuanto sorprendidas; después de unos segundos de silencio admirando dicha foto llovieron las felicitaciones, piropos, halagos, sonrisas, orgullos y hasta una que otra broma.

- Vaya ¡! Por fin el Chuky de Georg se dará cuenta que tiene a una escultura de mujer como novia cuando vea esta foto ¡! – bromeó Zel, estirando su mano para devolverme el álbum.

- Jajaja calla ¡! Por cierto, no han llegado ¿? Geo y Bill no han llegado ¿? – pregunté al no notar su presencia en la casa.

- No, ellos no han llegado, tardarán un rato más – Tom habló en un tono sospechoso el cual me causó una terrible tentación para empezar un pequeño interrogatorio, me resistí debido al cansancio y dando pasos pesados subí a mi habitación, dejando atrás las risas, burlas y el aroma a pizza, pasta y hamburguesas de las bolsas.

Al llegar a la habitación mi primer destino fue la cama, me tumbé de inmediato, y a pesar del cansancio la suavidad de la misma me invitó a saltar en ella, sin pensarlo dos veces me convertí en una niña pequeña de nuevo, saltando una y otra vez, divirtiéndome como hace tiempo no lo hacía. En uno de esos saltos, de los bastantes pares que había dado, me senté de rodillas abriendo el álbum. Las fotos me impactaban en el buen sentido de la palabra; era yo, con esa actitud y seguridad que siempre guardaba dentro de mi, todo impreso en unos cuantos pedazos de papel.
Saqué del delicado y transparente papel del álbum la foto, la foto principal del photoshot; el traje de baño rosa se ajustaba a la perfección a mi cuerpo, mi pose era relajada y natural, mi cabello de tonos rubios y castaños caía en mis hombros y espalda, una sonrisa y una mirada al horizonte daban el toque perfecto y final a la fotografía. Admiré la imagen unas veces más y después la puse encima de la almohada de Georg, dejé también una nota que la acompañaba…

Te amo. Se que esas solo son palabras, pero en verdad lo hago.
Koko.

Dejé caer mi cabeza sobre la otra almohada, observé el detalle que había creado un rato cuando empecé a adormilar, luché un poco con mis párpados para tratar de dejarlos abiertos, pero fue inútil, en dos segundos el sueño ya me consumía.

- Pequeño gran detalle – Georg tenía la foto en las manos. La luz del día ya entraba entre las cortinas como todas las mañanas, haciéndome despertar. Pero ese día la luz era especial; era como si la luz marcara que el día era importante.

- Vacilé un poco para ponerme esa cosa amor – dije con voz modorra a la vez que señalaba, con poca fuerza, el bikini de la fotografía.

- No tendrías por que haberlo echo, luces hermosa, como siempre – Geo dedicó una linda sonrisa y con las yemas de sus dedos acarició mi desordenado cabello que estaba sobre la almohada. Georg tomó de su buró la nota que había dejado y por coincidencia juntos empezamos a leerla…

- Te amo. Se que esas solo son palabras, pero en verdad lo hago – nos reímos debido a la frase leída a unísono. Mire sus ojos, me encantaba hacerlo, y poco a poco entré a lo que sus pupilas decían, se notaba nervioso, pero emocionado al mismo tiempo. Con ansias, esperando algo; la misma mirada que desde hace algunos días cargaba consigo. El silencio volvió a transcurrir. La luz entre las cortinas aumentó, me deslumbró.

- Bien, nena es mejor que bajes a hacer el desayuno, sinceramente nadie quiere que a Bill se le vuelva a cruzar por mente la idea de cocinar – soltó una corta risa, apenas un sonido. Una de sus manos se encontraba tapando los rayos de sol que por lo visto a el también le deslumbraban, mientras que con la otra sus fuertes dedos se entrelazaban con los míos, que a diferencia eran delgados y largos.

- Esta bien; hoy haré mi especialidad, pan francés – sonreí apenas mostrando un poco los dientes. Geo se paró con un gracioso brinquito y me extendió la mano. Tomé un suéter largo de casimir en tonos beige y me puse unas pantuflas a juego. Cuando me di cuenta ya estábamos cruzando la cocina, minutos después ya todos nos reuníamos ahí.

- Cuantas piezas de pan francés quieres galán ¿? – me dirigí a Tommy que ya había adoptado el apodo de ``Galán ´´.

- Cinco – se quedó callado un segundo – No, no, mejor que sean seis – corrigió.

- Ay… tragón – me dijo mi Sis a secreto, lo cual nos causó risas al igual que a Zel quien alcanzó a escuchar – Yo te ayudo Koko, esta vez `` hace hambre ´´ - completó Angie levantando las cejas hacia Tom.

- Hey ¡! Hay que aprovechar la oportunidad ¡! Es pan francés de mi sobrinita y no huevo crudo de mi hermano – río causando que Georg y Gustav casi escupieran el trago de leche que acababan de dar. Bill lanzó una mirada de pocos amigos, pero después hasta el mismo aguantó la risa.
Con la ayuda de mis hermanas en menos de media hora ya teníamos más de una docena de panes preparados. Los chicos comieron como verdaderos locos, mientras Angie y Mayi jugaban con el ipod de Gustav.

- Llamó Alan – me dijo Zel mientras daba una mordida a su pan.

- Oh ese chico; como insiste – no pude evitar torcer los ojos.

- No lo culpo; está aferrado a un sueño que una vez vio muy cercano, pero me temo que tendrá que renunciar al mismo. Debe ser duro para él – dio otro bocado, lo masticó y lo tragó – Me dio un recado para ti; dijo que no importara lo que pasará, no importa si él no está contigo, que el únicamente lo que quiere verte feliz – Zel quebró levemente la voz. En cierta parte me dolía que Alan supiera que su sueño estaba muy lejano, tanto que llegaba a ser imposible; pero me daba felicidad que me permitiera seguir mi camino, mi vida, mi destino

- Hola ¡! Hola ¡! Ya llegó por quien lloraban ¡! – gritó Andreas azotando la puerta de la cocina y con una gran sonrisa.

- Cálmate ¡! – Tom levantó el cuello que se unía con el gorro de su sudadera – Aquí por el único que lloran es por mi, si ¿? – Se acercó a su amigo y se dieron un abrazo `` masculino ´´. Los saludos hacia la visita se sumaron. Andy se apresuro y de una bolsa plastificada empezó a sacar varios videojuegos, mi Sis en un momento dejó el ipod y caminó hacia los juegos que eran su adicción. Junto con Tom, Andy y Gus señaló algunos cuantos.

- Bien, jugaremos por equipos – dijo Gustav ojeando la contraportada de uno de los discos.

- Ok, tu con Andreas y yo con Angie – Tommy dirigió lentamente sus manos a la cintura de mi Sis mientras le guiñaba un ojo. Ella se tensó como una roca. Tom quitó las manos cuando entendió el silencio que se había producido por esa reacción.

- Listo para perder Tom Kaulitz ¿? - dijo Andreas mientras salía de la cocina con la bolsa, directo al cuarto de juegos acompañado por Gus, Mayi y Angie.

- Ja ni lo creas – Tom soltó una sonrisa y salió de la cocina no sin antes acercarse a Bill y decirle `` Hermanito, suerte ´´ mientras le daba una palmadita en el hombro, luego su mirada se detuvo en Georg con las palabras: `` Oh vamos ¡! Suerte a ti también Chuky ´´. Zel y yo intercambiamos ideas; no sabíamos para qué eran los deseos de suerte, sin embargo decidimos no darle importancia.

- Acompáñenos a cenar esta noche – dijo Bill en seco rompiendo el silencio que se había generado.

- Hemos reservado lugares ya, un restaurante lindo aquí cerca, vamos será… - Georg no completó la frase.

- Será que ¿? – pregunté con tono curioso.

- Será romántico – respondió un cuanto apenado por la cursi palabra `` romántico ´´.

- Entonces aceptan ¿? – Bill mordió sus labios esperando con nervios una respuesta afirmativa.

- Saben que si ¡! Vamos, saben que nos encanta ir a cenar, y más con ustedes – Zel esparció una sonrisa que hizo que Geo y Bill suspiraran aliviados.

……………………

- Sean sinceros, como nos vemos ¿? – pregunté entrando junto con Zel a la habitación de juegos donde seguía la partida que se había iniciado desde la mañana. La cena ya se aproximaba y nosotras habíamos tardado más de dos horas en arreglarnos. Portaba un vestido un cuanto holgado blanco que hacía juego con mis botines de tacón, un botón grande de color negro en uno de los tirantes medianos remataba al vestido; Zel llevaba el mismo conjunto pero el de ella era en los colores contrarios, vestido negro con el botón en blanco.

- Idénticamente hermosas – May se levantó de su asiento a inspeccionar de cerca nuestro look.

- Vaya suerte que tienen Bill y Georg – dijo Andy poniendo el juego en pausa y posando sus manos sobre su nuca.

- Ay cuñada ¡! Ay sobrina ¡! – Dijo Tom negando con su cabeza – a veces se pueden ver casi tan sexys como yo jaja, pero recuerden que yo las supero eh ¿? –

- Mejor vamonos – dijo Georg entrando a la habitación con Bill – Si no lo hacemos estos niños se las van a acabar comiendo ja – Nos despedimos fugazmente. Bill entraba en su auto junto a Zel; mientras Georg me abría una de las puertas del auto de Tom…

- Esta noche el galán se hizo el digno de prestármelo – Georg me guiñó el ojo mientras cerraba mi puerta cuando ya me encontraba dentro del Audi de Tom. Cuando el ya se encontraba ahí, en el auto, pisó el acelerador con firmeza y empezamos a seguir al coche de Bill. Georg lucía hermoso, perfecto, sus ojos verdes se iluminaban por la luz del tablero del mismo auto. Pocas eran las veces que le veía conducir, y esas eran inolvidables. Lucía con más fuerza y autoridad en el volante, pero su mirada se conservaba con aquella dulzura de siempre. Una dulzura indescriptible. La noche negra intensa aún dejaba ver las últimas nubes grises y con toques rosas. Era una noche cálida con alguno que otro viento helado, permitiendo la frescura de la misma.

- Aquí es nena – Georg desabrochó su cinturón, abrió la puerta y rodeo el frente del auto para luego abrirme la mía. Caí en cuenta que había pasado todo el camino admirando cada detalle de su rostro, cada detalle de su mirada.
Zel y Bill se nos unieron en la entrada del restaurante; confirmamos las reservaciones y cruzamos el pasillo que se transformó en un amplio salón; colores rojos y dorados lo decoraban; únicamente alumbrado por luz de velas repartidas en cada una de las mesas, un gran piano de cola se situaba al centro, sus suaves notas daban un ambiente romántico y hasta un cuanto nostálgico. Nos tocó en una de las mesas junto al gran ventanal que daba vista al jardín el cual consistía en césped y un río artificial en donde flotaban varias velas.

- Sin palabras, simplemente hermoso – le susurré a Georg en el oído, mi aliento tibio lo hizo titiritar un poco.
Mi mirada se perdió en el fuego de la vela de la mesa. Más que recuerdos y pensamientos cruzaron por mi mente; ahora estar allí ya era un hermoso recuerdo que se sumaba a mi colección.
Ordenamos y la camarera llegó fugazmente a entregar nuestros platillos.

- Buen provecho; que tengan buena noche – la camarera nos miró de un modo tierno, como admirando las parejas. Bill le cantaba suavemente a Zel, y Georg permitía que mi cabeza se recargara en su hombro, encima de su chamarra de piel. La plática fluyó amena entre los cuatro. Entretenida y linda.
De nuevo entraba en recuerdos debido a las nostálgicas notas del piano, desde la desordenada y alocada forma de conocer a los chicos hasta ahora; estar cenando acompañada de mi hermana; junto con dos de mis ídolos… uno un gran amigo, y el otro… aquel que me robaba la razón.

- Caminamos ¿? – Georg se paró de la silla y me extendió su mano de una forma muy caballerosa; yo encantada accedí.
Nos encontrábamos caminando en el jardín, siguiendo la forma de la orilla del pequeño río; cambiando las palabras por miradas, cambiando el `` Te amo ´´ por un beso. Su calor se transmitía a mi cuerpo por su mano que se encontraba tomada de la mía; un árbol perfectamente iluminado en sus ramas hizo que nos detuviéramos.
Una fría ráfaga de viento heló mis huesos; castañé los dientes a lo cual Geo se quitó su chaqueta y la posó con suma delicadeza sobre mis hombros. El olor de la misma se apoderó de mí, haciéndome entrar en una especie de ensueño…

- A veces una simple chaqueta puede quitar el frío… pero una chaqueta nunca quitará el amor – el cuerpo de Georg bajó lentamente llegando a estar de rodillas; sus ojos se filtraron en los míos, una fina conexión intervino.

- Koni; estas de acuerdo que cuando surge el verdadero amor nada lo puede quitar ¿? – Georg sacó del bolsillo de su pantalón una pequeña y brillosa cajita.

- Estoy de acuerdo – dije sonriendo de una forma dulce.

- Koni, te casarías conmigo ¿? – no caí en cuenta de las palabras hasta que Georg abrió la cajita; un reluciente anilló con la palabra ``Love ´´ contenía pequeños diamantes en cada una de las letras. Un shock momentáneo me invadió de pies a cabeza; mis ojos se llenaron de brillo, posiblemente de lágrimas también. El momento que toda mujer desea, enfrente de mí. Mis ojos lo miraron fijamente, esa felicidad en los ojos de ambos. Me tumbé junto a él, acerqué mis labios con suavidad a los suyos, una perfecta danza con los labios surgió; la dulzura de su mirada, la dulzura de su ser ahora en mis labios; ahora conmigo… y para siempre.

- Sí Georg; me casaré contigo – Acabé la frase sintiendo de nuevo los labios de Geo conmigo. Una felicidad; un sueño; que ahora era infinito. Una esperanza, un ensueño, un deseo, una realidad. Ahora todo entrelazado, por siempre.
Nos dejamos consumir por la noche debajo de aquel árbol, recostados los dos en césped húmedo, intercambiando pensamientos sobre el futuro que nos esperaba. Por fin la curiosidad había terminado; y había terminado de la forma más hermosa que puede existir.

- Lo que siento por ti, es más que palabras – me dijo Georg cuando caminábamos hacia el auto. En el camino hacia la casa no intercambiamos palabras, otra vez las remplazamos por miradas, me perdí de nuevo en el color de sus ojos, ahora apreciando también el anillo en mi dedo. Más que un fino anillo… una felicidad, una unión.
Las luces de la casa me sacaron de la apreciación; nos quedamos en el garaje, en el auto de Tom bastante rato, el tiempo era agua junto con Geo. Las preocupaciones desvanecían. Sus ojos ahora eran felicidad al igual que los míos. La noche parecía infinita, infinitamente perfecta.
Después de un buen rato bajamos del auto; en la entrada de la casa me detuvo con un beso paralizador; otra sesión de miradas se presentó, y luego… subí por las escaleras, corrí en realidad. Abrí la puerta del cuarto de Angie, Zel ya se encontraba ahí. Una sonrisa también invadía su rostro, como si ya supiera lo que sucedía.

- La mejor cena de mi vida – dijimos Zel y yo a unísono, estirando la mano al mismo tiempo. Un anillo casi idéntico al mío pero con la palabra `` Passion ´´ se encontraba en su dedo. Ella admiró el mío como yo el suyo. Nos quedamos sin expresión; atónitas.

- Boda doble – dijeron a unísono también Georg y Bill quienes se recargaron en el marco de la puerta abierta…


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